CENTROS DE FUERZA (DK. “El Tibetano”)
1. El cuerpo etérico está compuesto totalmente de
líneas de fuerza y de puntos donde esas líneas se cruzan, formando al cruzarse
centros de energía. Donde tales líneas de fuerza se entrecruzan, tenemos un
mayor centro de energía, y donde grandes corrientes de energía se encuentran y
cruzan como lo hacen en la cabeza y a lo largo de la columna vertebral, tenemos
siete centros principales. Hay siete como éstos, además de veintiún centros
menores y cuarenta y nueve centros más pequeños, conocidos por los esoteristas.
2. El tema sobre los centros es peligroso si no es
bien comprendido; los centros constituyen una amenaza cuando se los despierta
prematuramente o se los energetiza indebidamente, y puede resultar muy
peligroso para el hombre impulsado por la curiosidad y para el experimentador
ignorante. El tiempo no está aún maduro para presentar este tema en forma
plenamente coordinada; se previene a los estudiantes que no deben publicar una
tesis clara y correlacionada sobre el tema, como resultado de sus investigaciones
en mis libros. No obstante, debe dársele al verdadero aspirante la información
necesaria.
3. Se ha escrito y discutido mucho acerca de los
centros; existe un gran misterio que ha despertado la curiosidad del ignorante
y ha tentado a muchos a inmiscuirse en lo que no les concierne.
De ningún modo intento encararlo con el fin de
impartir realas o informaciones que permitan vivificar los centros o
activarlos. Ante todo formularé una solemne advertencia. El hombre ha de llevar
una vida de elevado altruismo, debe sujetarse a una disciplina que someta y
refine sus vehículos inferiores y esforzarse por purificar y controlar sus
envolturas. Cuando haya hecho esto y elevado y estabilizado su vibración, se
hallará que el desarrollo y la consecuente actividad de los centros se han
efectuado paralelamente y la tarea ha continuado (fuera de su participación
activa) en la dirección deseada. Gran peligro y deplorables calamidades
amenazan al hombre que despierta dichos centros empleando métodos ilegítimos y experimentando
con los fuegos de su cuerpo sin poseer el necesario conocimiento técnico.
Mediante el esfuerzo podrá despertar los fuegos e intensificar la actividad de
los centros, pero sufrirá el castigo de su ignorancia destruyendo la materia,
quemando los tejidos del cuerpo el cerebro, ocasionando la demencia y abriendo
la puerta a corrientes indeseables y destructoras. No es cobardía ser precavido
y cuidadoso respecto a las cuestiones que conciernen a la vida subjetiva. Por
consiguiente, el aspirante debe realizar tres cosas:
1. Purificar, disciplinar y trasmutar su triple
naturaleza inferior.
2. Cultivar el conocimiento de sí mismo y equipar el
cuerpo mental mediante buenos pensamientos y acciones.
3. Servir a su raza con absoluta abnegación.
Al proceder así cumple con la ley, se condiciona
para obtener entrenamiento, y se capacita para recibir la culminante aplicación
del Cetro de Iniciación; de este modo aminorará el peligro que significa
despertar el fuego.
4. Los centros del ser humano se relacionan
fundamentalmente con el aspecto FUEGO del hombre y con su Espíritu divino. Se
relacionan definidamente con la Mónada, el aspecto voluntad, la inmortalidad,
la existencia, la voluntad de vivir y con los poderes que son inherentes al
Espíritu.
5. Los centros están formados en su totalidad por
corrientes de fuerza que descienden del Ego (alma), que las transmite desde la
Mónada. En esto reside el secreto de la aceleración gradual de las vibraciones
de los centros cuando el Ego, por primera vez, empieza a controlar o a actuar;
luego (después de la Iniciación) la Mónada hace lo mismo, originando cambios y
acrecentando la vitalidad dentro de estas esferas de fuego o de fuerza vital
pura.
Cuando los centros funcionan correctamente, forman
el "cuerpo de fuego" que, con el tiempo, es todo lo que le queda, en
primer lugar, al hombre en los tres mundos, y después a la Mónada.
Una vez que se destruye la forma sólo queda este
cuerpo intangible espiritual de fuego, una llama pura, caracterizada por siete
centros brillantes que arden con más intensidad.
Debemos desechar de nuestra mente la idea de que
tales centros son cosas físicas. Constituyen remolinos de fuerza que hacen
girar la materia etérica, astral y mental para que desarrollen cualquier clase
de actividad.
6. La evolución de los centros es un proceso gradual
y lento que avanza en ciclos ordenados, los cuales varían según el rayo de la
Mónada del hombre.
7. Los centros de materia física tienen un uso
definido y son simples puntos focales de energía ubicados en el cuerpo etérico.
Son utilizados como trasmisores de ciertas energías, conscientemente dirigidas
por el Ego o Yo, con el fin de inducir al cuerpo físico (que no es un principio)
a cumplir con el propósito egóico o propósito del alma.
8. Sólo uno de cada mil aspirantes está en la etapa
en que debería empezar a trabajar con la energía de sus centros, y quizás aun
estimo que es demasiado optimista. Es mucho mejor que el aspirante sirva, ame,
trabaje y se discipline a sí mismo, dejando a sus centros desarrollarse y
desenvolverse con más lentitud y por lo tanto con menos peligro. Se
desarrollarán inevitablemente, y el método más lento y seguro es (en la mayoría
de los casos) el más rápido. Desarrollo prematuro implica mucha pérdida de
tiempo y trae, con frecuencia, la simiente de prolongados trastornos.
9. No enseño la manera de despertar los centros,
porque el correcto impulso, la firme reacción a los impulsos superiores y el
reconocimiento práctico de las fuentes de inspiración, impulsarán a los
centros, automáticamente y sin peligro, a la actividad necesaria y apropiada.
Este es un sensato método de desarrollo y, aunque lento, no conduce a un
desarrollo prematuro y produce un desenvolvimiento íntegro; permite al
aspirante convertirse verdaderamente en el Observador, y saber con seguridad lo
que está haciendo; conduce a cada centro a un punto de respuesta espiritual y
luego establece el ritmo ordenado y cíclico de una naturaleza inferior
controlada.
10. Si el aspirante sólo desea lograr el desarrollo
espiritual, sinceridad de propósito y compasivo altruismo, y si con serena
dedicación se aboca a subyugar el cuerpo emocional y a ampliar el mental, y
cultiva el hábito de pensar en forma abstracta, por lógica, se producirá el
desarrollo deseado de los centros, evitándose todo peligro.
11. Se habrán dado cuenta que cuanto más se estudia
el tema, más abstruso se hace.
12. También quisiera pedirles que traten de
comprender cinco cosas:
1.Que las personas poco desarrolladas son
energetizadas e impulsadas a la actividad externa mediante los tres centros que
están debajo del diafragma.
2.Que el hombre común comienza a funcionar
principalmente por medio del centro plexo solar y a utilizarlo como centro de
fuerza para transferir energías que deben ser llevadas de abajo a arriba del
diafragma.
3.Que los aspirantes del mundo son energetizados y
controlados lentamente por las fuerzas que se están transfiriendo de los
centros situados debajo del diafragma al centro laríngeo y desde el alma al
centro laríngeo, lo cual conduce a un actividad creadora determinada.
4.Que los discípulos del mundo comienzan a ser
regidos y controlados por los centros laríngeo y cardíaco y también empiezan a
transferir las fuerzas que han sido elevadas a los centros cardíaco y laríngeo,
y de éste al centro ajna, ubicado entre las cejas, en el medio de la frente.
Realizado esto, el hombre se convierte entonces en una personalidad integrada.
El alma también estimula al centro ajna.
5.Que los discípulos más avanzados y los iniciados
del mundo son energetizados desde dos fuentes: las energías que ascienden y se
elevan hasta la cabeza desde los centros del cuerpo, y las que afluyen a la
estructura humana desde el alma, por conducto del centro más elevado ubicado en
la cima de la cabeza.
Todo el procedimiento, como podrá verse, consiste en
desarrollar, utilizar y transferir, como sucede en todo el desarrollo
evolutivo.
13. Debemos tener en cuenta que en las envolturas
astral y mental tenemos la contraparte de los centros ubicados en el cuerpo
físico.
14. Los tres centros mayores en el cuerpo del Logos
planetario son:
El centro coronario
Shamballa ler. Rayo de la
Voluntad
El centro cardíaco
La Jerarquía 2do. Rayo de Amor
Sabiduría
El centro laríngeo
La Humanidad 3er. Rayo de
Inteligencia Activa.
El impacto sobre la Humanidad, de las nuevas
energías entrantes, será el resultado de la redirección planificada. Esto
traerá una era de actividad creadora grandemente acentuada; será una actividad
de tal naturaleza como no se ha visto antes, y se expresará en cada sector del
vivir humano.
Nota: Se hace notar que el “Ego” al que se hace referencia en el
texto, es el alma o Yo Superior.
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