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viernes, 25 de marzo de 2016

"EL PLAN DE DIOS: PERCEPCIÓN DEL PLAN POR EL HOMBRE Y SU IMPLICACIÓN" (CERCEDILLA 2016)

"EL PLAN DE DIOS: PERCEPCIÓN DEL PLAN POR EL HOMBRE Y SU IMPLICACIÓN" (CERCEDILLA 2016)

El Plan Divino es la manifestación de la LEY Divina. Tal y como el sol emite innumerables rayos que son de la misma esencia que la fuente de la que emanan, asimismo la Ley Divina emite rayos, que son de la misma esencia que su Fuente, por lo tanto, esos rayos son Leyes Divinas. Estas sostienen el Plan Divino.

El Plan Divino es algo impresionantemente coherente y que se realiza, de modo inevitable, a pesar de nuestros tropiezos,  dudas y equivocaciones, como consecuencia de nuestro libre albedrío y de nuestro imperfecto e inacabado desarrollo evolutivo.

Este Plan se basa en el reconocimiento de la guía divina en el pasado, en el reconocimiento del progreso que va de ese pasado al presente, además del esfuerzo por llegar a ser sensible a la correcta emergencia de ese Plan – que encarna un aspecto del Propósito – en el futuro inmediato. 

Dicho Plan puede ser únicamente presentido, visualizado y conocido con certeza por la Jerarquía, y sólo grupalmente, y por aquellos Maestros que pueden actuar en plena conciencia monádica.  Ellos son los únicos que comienzan a comprender lo que es. 

Para la Jerarquía espiritual, el Plan involucra esos arreglos o circunstancias que elevarán y expandirán la conciencia del género humano y, por lo tanto, permitirá a los hombres descubrir los valores espirituales por sí mismos y hacer los cambios necesarios por propio libre albedrío y así obtener el exigido mejoramiento del medio ambiente.

El Plan es la parte de la intención jerárquica   que el iniciado es capaz de captar, además de la comprensión de la parte que debe desempeñar como servidor individual. 

El plan, según lo perciben en la actualidad y para el cual trabajan firmemente los Maestros, puede definirse de la manera siguiente: Es la producción de una síntesis subjetiva  que hará asequible a los hombres todas las realizaciones y conocimientos del pasado, le revelará el verdadero significado de su mente y cerebro, lo convertirá en el amo de ese equipo, por lo tanto lo hará omnipresente y, con el tiempo, le abrirá la puerta a la omnisciencia. Este próximo desarrollo del plan producirá en el hombre una comprensión – inteligente y cooperativa – del propósito divino, para el cual, Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, ha considerado inteligente llevarlo a la exteriorización.
  
“El Plan para el hombre tiene tres grandes metas. La revelación del amor, la iluminación de la mente y la evocación de la voluntad.”

EL AMOR: Se nos dice que una vez construido el Antakarana y fusionada la mente concreta  o inferior con la mente superior o Abstracta, los siete Rayos se sintetizan en uno solo, el segundo de Amor/Sabiduría. Esto nos hace pensar que el AMOR, el que ES, y el único, lo manifestaremos una vez alcanzada la Tríada Espiritual, en la cuarta Iniciación.

LA ILUMINACIÓN: Se alcanza cuando hemos redimido nuestra materia y los tres cuerpos de la personalidad los hemos espiritualizado, entonces la luz se hace.

EVOCACIÓN DE LA VOLUNTAD: ¿Cuándo evocaremos la Voluntad de Dios?, cuando consciente y libremente asumamos su Voluntad y hayamos dicho: “Padre que no se haga mi voluntad sino la tuya”.

Puede decirse que el principal objetivo inmediato para el cumplimiento del Plan es:

Elevar el nivel de la conciencia humana, absolutamente indispensable para,  inteligente y conscientemente  entrar en relación  con el mundo de las ideas y de percepción intuitiva, llegando a percibir la realidad.

Esta es por ahora la tarea más importante del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo como catalizador de la evolución humana en este ciclo mundial. Pero ¿Cuál es la implicación de este mandato y esta demanda?  La elevación   del nivel de conciencia no se produce con simples conocimientos.  Hay que llegar a la raíz más profunda tanto en percepción como en manifestación de la unidad que conformamos.

Ya está siendo hora de que percibamos que somos UNIDAD y que toda nuestra actuación debe ir dirigida al bien común.

El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo coopera en este trabajo por medio de la profunda meditación y el sincero pensar.  La elevación de la conciencia humana produce la manifestación de la luz.  

 Como hemos dicho  “el Plan para el hombre tiene tres grandes metas. La revelación del amor, la iluminación de la mente y la evocación de la voluntad.”

Estamos hablando del proceso de perfección del hombre porque nuestra colaboración con el Plan debe ser desde la perfección, ya que el Plan está dirigido a la perfección de la creación, y no podemos dar lo que no tenemos.

Para ello es necesario:

Transmutar las emociones y deseos para llegar al Mental. 

Derribar las barreras de la separatividad, el aislamiento y el prejuicio, que mantienen separados a los hombres.   

El trabajo de los Ashramas de la Jerarquía y el de los miembros del nuevo grupo de servidores del mundo que trabajan en forma creadora y bajo la inspiración  de la Jerarquía, lo cual  implica:   

1. La tarea de poner orden en el caos.

2. La tarea de preparar el camino para la reaparición de Cristo.  

Otro objetivo importante del Plan  es el surgimiento de ese grupo de almas que actuará en el plano físico, del cual el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo es el representante externo.    

Parte del Plan inmediato incluye la simultánea exteriorización de la Jerarquía, la Reaparición de Cristo y la Restauración de los Misterios de la Iniciación para la humanidad.  

Una de las condiciones principales que tiene que cultivar un discípulo para percibir el plan y ser utilizado por el Maestro, es la soledad.

Mucho podríamos hablar de la soledad tanto externa como interna que nos exige ser conscientes de que como células de la Divinidad tenemos que desarrollarnos por nosotros mismos, perfeccionarnos, respetar la libertad del otro y utilizar la nuestra dirigiéndola hacia el bien común, con olvido de nosotros mismos.

A partir de expresar la cualidad del alma y el segundo aspecto divino, en el discípulo   se desarrolla automáticamente la sensibilidad superior convirtiéndose en un imán para las ideas y conceptos espirituales, hasta llegar  a ser conscientes del Propósito planetario.
  
La Jerarquía prepara a los hombres para la iniciación, ofreciendo a Sus discípulos la oportunidad de servir en relación con el Plan emergente.  

Para facilitar el desarrollo del Plan en la tierra debemos:

Primero, enseñar la ley de la evolución y su corolario inevitable, los hombres perfectos. Debe enseñarse a los hombres que esas Grandes Almas existen, y están totalmente al servicio de Sus semejantes.  

Segundo, los discípulos y aspirantes deben amar y vivir en todas partes armónicamente.  

Tercero, las organizaciones esotéricas deben defender y promover todo lo que conduce a la manifestación de la unidad.

 Los esotéricos del mundo deberán dar clases diluyendo la enseñanza para satisfacer la necesidad de todos. Su trabajo reside en el campo de las rectas relaciones humanas y en sintetizar el esfuerzo que creará una nueva conciencia intuitiva.

Hay una marcada insistencia del Tibetano en todas sus obras sobre "el nuevo discipulado". Este énfasis no sólo se debe a las renovadoras influencias de la Era de Acuario, sino también al nuevo alineamiento planetario entre Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad, que trajo como consecuencia la reorganización interna de la misma Jerarquía, creando relaciones y comunicaciones más estrechas con Shamballa y la Humanidad a la vez. Además, también se debe a la creciente e inesperada expansión de la conciencia humana respondiendo al estímulo espiritual. El Tibetano dijo:  "la oleada de vida espiritual es hoy tan fuerte y pujante que en los próximos ciento cincuenta años demostrarán la naturaleza real del Reino de las Almas. Esto producirá cambios fundamentales en los objetivos inmediatos del progreso humano, en los planes de los Maestros, en la enseñanza dada y en el entrenamiento presentado". El Tibetano continúa enumerando los objetivos que tienen ahora  por delante los discípulos que se entrenan para la iniciación, y que se pueden localizar en el Volumen II de  "El Discipulado en la Nueva Era".
El papel del hombre en el cumplimiento del Plan es fundamental y no podemos olvidar que la meditación clarifica la mente sobre la realidad y la naturaleza del Plan, que la comprensión  trae ese Plan al mundo del deseo y que el amor libera la forma que materializará el Plan en el plano físico.
En la venidera era acuariana la humanidad establecerá una cultura sensible a los valores espirituales más sutiles y superiores, más una civilización libre de espejismo y de gran parte de la ilusión que hoy colora a los pueblos arios, y traerá una vida racial que será incorporada por esas formas que eliminarán la brecha que existe en la actualidad, libre de   enfermedades, no así de la muerte, ya que el vencimiento de la muerte no se produce por la eliminación  de los males corporales, sino esta­bleciendo esa continuidad de conciencia que conduce del plano físico de la vida, a la existencia subjetiva interna.
La fuerza de Shamballa en la actualidad  es tan nueva e irreconocible, que le re­sulta difícil a la humanidad conocerla por lo que es, “la demos­tración de la benéfica Voluntad de Dios en una nueva y poderosa vivencia.”
La  segunda fuerza principal que se está haciendo sentir potentemente ahora es la fuerza de la Jerarquía espiri­tual, el centro planetario donde rige el Amor de Dios, al entrar en uno de sus principales acercamientos cíclicos a la Tierra. El problema ante la Jerarquía es ahora dirigir y controlar de tal manera esas cinco poderosas energías, que el Plan divino pueda materializarse y al finalizar este siglo se vea que el Propósito de Dios para la humanidad asume la correcta dirección y proporción.
La humanidad  misma es el tercer centro planetario prin­cipal por el cual se expresa uno de los tres aspectos divinos, la Inteligencia, produciendo sus efectos mun­diales.
Estos tres centros están estrechamente interrelacionados y deben ser considerados como expresiones de la vivencia divina, personificando tres etapas en el desarrollo del Plan de Dios, y constituyen  los tres centros principales –cabeza, corazón, gar­ganta— en el cuerpo de Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Resumiendo podríamos decir que el Plan de Dios es una realidad y que está regido por las Leyes Divinas o Naturales.
Que estas Leyes son sabias y justas y que todos debemos cumplirlas.
Que la creación al completo se rige de acuerdo con las leyes Divinas.
Que todo cuanto ocurre está dentro del Plan de Dios.
Que el incumplimiento de las  Leyes Divinas ocasiona catástrofes de todo tipo, guerras, crisis y todo tipo de males, al igual que manifiesta la resurrección y la vida, pero no hay resurrección sin muerte. Aquí están implicadas directamente la Ley del Karma y la Ley de Evolución.
Que el Plan de Dios es conocido por la Jerarquía Espiritual, de quien recibimos ayuda para que nuestra colaboración sea eficaz en el cumplimiento de ese Plan.
Que en la medida que el hombre vaya alcanzando las Iniciaciones pertinentes, también llegará a conocer el Plan.
Hay algo muy claro de lo que el hombre necesita ser consciente:
Somos hijos de Dios, la semilla espiritual que tenemos, nuestra esencia, la tenemos que desarrollar, lo cual es posible en la medida que redimimos nuestra materia, en la medida que espiritualizamos nuestro cuerpo físico, astral y mental. El trabajo es nuestro y estamos desarrollando nuestra auténtica vida, la divina, por eso todo lo que no sea esta vida, es pasajero, forma parte del proceso que nos conduce de lo irreal a lo real, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la inmortalidad, y así hasta llegar a nuestra fuente de origen, a la Casa del Padre,  y por eso Jesús dijo: “Mi Reino no mes de este mundo”. Esto se nos olvida y queremos instalar aquí el Reino, y algún día quedará instalado, pero no el reino de la materia, pasiones y deseos, sino el Reino del Espíritu.
Aquí todos tenemos un gran trabajo por desarrollar.
A.C.V.









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