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viernes, 30 de enero de 2015

BIOGRAFIA NICOLAS Y HELENA ROERICH (SEGUNDA PARTE) Por Joao Gomes Extraído de la revista Biosofía

BIOGRAFIA NICOLAS Y HELENA ROERICH (SEGUNDA PARTE)
Por Joao Gomes
Extraído de la revista Biosofía



Nicolas Roerich

Nicolas Roerich nació en la ciudad rusa de San Petersburgo el 19 de Octubre de 1874. Su padre, Constantino, era de origen escandinavo y un prominente notario. Su madre, María Kalashnikova, pertenecia a una vieja familia de la nobleza rusa. Su infancia discurrió en Ishvara. Fue allí donde Nikolai profundizó su relación con la naturaleza. Los elementos, el cielo, la tierra, el agua, se tornaron sus confesores y amigos. Con temperamento solitario, entraba fácilmente en comunicación con la naturaleza, y podemos afirmar que su primer maestro fue el mundo natural. Fue en esa época en la que se inició su interés por las leyendas, tradiciones y poesía de su país.

Muy pronto se aficionó por la arqueología, y con frecuencia realizaba expediciones para desvelar el pasado e interrogar a las rocas. “Parecía, a través de una intuición paranormal, con recuerdos subliminares, conocer las grandes líneas de la evolución humana”. Su actividad en este área le convirtió en uno de los mayores arqueólogos de Rusia.

Por deseo de su padre inició los estudios de Derecho en 1893, simultáneamente ingresando en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. Su primer maestro, Kuinji, percibió en él la lucidez, y anticipó su genio. Le daba plena libertad creativa. Su  pintura era extraña, llana de misterio y magnetismo. Hablaba al alma del espectador de tierras lejanas, de leyendas aun vivas, de héroes, de guerreros y de sacerdotes, de vagabundos y de peregrinos, que surcaban la gran aventura de la vida.

Los éxodos de los pueblos, los guerreros impresionantes, los cielos enrojecidos, y las nubes grandes, densas y negras, aparecen en sus lienzos, dándoles un tono profético, reflejando al mismo tiempo la batalla que se traba en el interior de cada ser humano y en el interior del corazón colectivo de la humanidad.

Las montañas, los inmensos Himalayas, fueron otras de sus inspiraciones. Ellas representan lo transcendente, lo suprahumano, lo que esta más allá de lo sensorial, Si imponencia, su fuerza, la blancura de su presencia, simbolizan lo etéreo, lo sutil, lo espiritual.


Un Hombre Universal

En 1900 visitó la Exposición Universal de Paris. Este encuentro con la cultura del mundo le impresionan profundamente, iniciándose en su interior un proceso de universalización, que habría de marcarle de por vida.

De 1909 a 1916, junto a su mujer Helena, visitó Italia, Alemania, Inglaterra y Holanda. En 1917 se instaló en Finlandia, donde retirado del mundo, y en profundo contacto con la naturaleza, produjo la famosa serie de lienzos sobre ese país.

Volvió a Paris y pintó los escenarios, diseñó el guardarropa y llegó a escribir los guiones para Sergei Diaghileo, para las operas de Rimsky Korsakov y de Borodin. Convivió con Paulova y Nijinsky. Concibió los escenarios para las obras de Maeterlinck y para el “Tristan e Isolda” de Wagner. Para el Ballet “La consagración de Primavera, de Stravinsky, pintó en el teatro de los Campos Elíseos unos escenarios que serían admirados en toda Europa. Cabe decir que, a propósito  para este ballet, no solo concibió los escenarios, sino también diseñó la vestimenta, dando así un colorido y un exotismo inigualable al espectáculo.

Expuso en Helsinki en marzo de 1919, y en ese mismo año se encontró con Rabindranath Tagore (premio Nóbel de Literatura) en Londres. Al año siguiente, respondiendo a una invitación de Robert Harshe, visitó Nueva York, y expuso sus trabajos en 29 ciudades de América. Pronunció conferencias y conoció a grandes figuras del mundo de las artes, la política y la ciencia, estableciendo fuerte amistad con Huxley, Einstein y Milikan. Creo escuelas de arte y fomentó el surgimiento de grupos de investigación inspirados en el ideal de la cultura, como puerta para la paz y la unidad.

En todas partes es recibido como un profeta de los nuevos tiempos. A aquellos que se le aproximan les inspira idealismo, sentido de la belleza y creencia en un futuro de esperanza, donde el Amor pueda regir la vida social, la economía y la educación. Su creatividad, optimismo, humanismo y universalismo “sacudió” a hombres de estado y lideres religiosos, que lo adoptaron como instructor e inspirador.

Regresó a Europa en 1923, y junto con su mujer Helena y su hijo Jorge inicia un viaje a la India con el objetivo de realizar una expedición al Asia Central. Esta expedición, que tenia móviles artísticos, etnológicos, culturales y espirituales, partió de Darjeeling, en dirección a Cachemira y Ladakh (Pequeño Tibet). Nicolai pintó numerosos cuadros en Sikkim y en Bután, empezó un viaje por la ruta de las caravanas (la más alta del mundo), y conoció paisajes y tierras que siempre recordará. Profundamente impresionado por Oriente, sus obras comienzan a hablarnos de leyendas arcaicas, de la Atlántida, de Shamballa y de los Adeptos(6). Y en este viaje es donde Nikolai, Helena y Jorge entraran en contacto con los Mahatmas de los Himalayas.

El 29 de mayo los Roerich atraviesan la frontera rusa, y llegan a Moscú el 13 de junio. A los comisarios del Pueblo y de la Educación Nikolay les ofrece un lienzo “Maitreya el Conquistador”, que quedó expuesto en el Museo Gorki. En septiembre de 1926 el pintor y los suyos volverán a atravesar Asia Central, en dirección a la India, corriendo nuevamente serios riesgos, y soportando las temperaturas del invierno tibetano (cuarenta grados bajo cero). Durante esta singladura perecerán cinco miembros de la expedición y noventa animales. Entretanto es en esos momentos cuando Nikolai pinta los más bellos cuadros de su obra (más de 500 lienzos), paisajes de Asia que ningún pintor había recreado con anterioridad. Estas obras se encuentran ahora dispersas por los más importantes museos y colecciones del mundo.


El Arte, la Cultura y la Paz

Nikolai nunca se adhirió a ningún “ismo”; no fue un pintor de modas estéticas y de escuelas. Su “moda” fue la búsqueda de la Belleza (cual búsqueda del Grial), y su escuela fue el espíritu y lo eterno. La “inteligencia” lo ignora o finge que lo desconoce; y es que él dejó una obra (solo los lienzos son cerca de seis mil), que solo el ser humano del siglo XXI y del 3er Milenio entenderá realmente.

A finales de 1928 se instaló en el pueblo de Naggar, Kulu, en la India. Al inicio de los años treinta Nikolai Roerich promueve un proyecto del tamaño de su alma, “El Pacto y la Bandera de Paz”. Esta iniciativa, lanzada en Nueva York en 1929, fue acogida un año más tarde por la Sociedad de Naciones  (prototipo de la ONU), recibiendo la aprobación entusiasta de figuras políticas y culturales de la talla de Alberto I, Rey de Bélgica, de Rabindranath Tagore, de Maurice Maeterlink, y del presidente de los Estados Unidos, Roosvelt. Este proyecto estipulaba que todas las instituciones educativas, artísticas, científicas o religiosas, así como todos los edificios que poseyeran un significado o valor cultural o histórico debían ser reconocidas como centros inviolables y respetados por todas las naciones, fuera en tiempos de paz o de guerra. Con este objetivo se estableció un tratado que tenía la finalidad de ser ratificado por todas las naciones del mundo. Roerich diseñó el símbolo que sería conocido como la Bandera de la Paz y de la Cultura: una circunferencia roja conteniendo tres círculos encarnados sobre fondo blanco. Este símbolo sagrado se encuentra en todas las civilizaciones y culturas de todos los tiempos. Son varios los significados que se le pueden atribuir: los tres círculos simbolizan el arte, la ciencia y la religión, rodeados por la circunferencia de la cultura; también el pasado, el presente y el futuro rodeado por lo eterno; o incluso el subconsciente o instinto, el consciente o inteligencia, y el supraconsciente o intuición rodeados por la circunferencia de la consciencia; y por fin, en la misma línea, el alma temporal o animal, el alma humana o inmortal y el alma espiritual o divina, rodeadas por el Anima Mundi, el Alma del Mundo.

La primera convención internacional tuvo lugar en 1931, en Brujas, en Bélgica, suscitando un interés enorme en los mundos de la ciencia y de la cultura. En 1932, en la misma ciudad, realiza una segunda convención y se crea la Fundación Roerich para la Paz. Representantes de gobiernos, pensadores, humanistas y religiosos asistieron a ambas convenciones. Entre el 17 y el 18 de noviembre de 1933, en Washington se celebró la tercera convención, donde asistieron representantes de 35 países; un mes más tarde los miembros de la 7ª Conferencia de la Unión Panamericana firmaron unánimemente el Pacto por la Paz.

Henry Wallace, entonces Secretario de Agricultura, y más tarde Vicepresidente de Estados Unidos, demostró un profundo interés por la personalidad y por la notable obra de Nikolai Roerich, así como por la profunda filosofía de Oriente. Infelizmente el egoísmo y el odio de la Humanidad hablaron más alto. El mensaje del profeta, del místico y del lucido visionario fueron olvidados, y una vez más la guerra estalló en una locura sin precedentes, la II Guerra Mundial.

Nikolay vivió sus últimos años en Naggar, en los Himalayas que tanto amaba, y desencarnó el 13 de diciembre de 1947, siendo incinerado según la tradición del “pueblo del espíritu”.

Como reflexión final, quedan sus palabras: “El Arte Unificará toda la Humanidad. El Arte es uno e indivisible. El Arte es la manifestación de la síntesis universal. El Arte es de todos… Llevad el Arte al pueblo, a quien pertenece. Debemos tener no solo museos, teatros, universidades, bibliotecas, estaciones de tren y hospitales decorados y llenos de belleza, como también las prisiones. Cuando esto ocurra, no necesitaremos más prisiones…

La verdadera paz, la verdadera unidad, es el deseo del corazón humano… (el hombre) quiere amar y abrirse a la realización de la Sublime Belleza. En la superior comprensión de la belleza y la sabiduría todas las divisiones convencionales desaparecen… todos los símbolos de la humanidad tienen el mismo significado, la oración sagrada: Paz y Unidad.




Joao Gomes

Diácono de la Iglesia Católica Liberal; coordinador de la Unidad de Servicio Acuario, inspirada en Buena Voluntad Mundial


Bibliografía:
Shambala (Prólogo), Nicolás Roerich, Grupo Libro
Three Remarkable Woman, Harold Balyoz, Altai Publishers.
Las Nuevas Escrituras, Vol., IV, C.L.U.C. 1996
Cartas de Helena Roérich I -3ª. Agni Yoga Society, Nueva York, 1954.
Cartas de Helena Roérich I- 2ª Idem.

Esta fuerza, también denominado “poder ígneo”; es uno de los poderes místicos del yogui, y es “buddhi” (intuición), cuando es considerado como un principio activo; es una fuerza creadora, que una vez despertada, puede matar tan fácilmente como crear. (Helena Blavatsky, Glosario Teosófico).
Facultades psíquicas, poderes anormales o extraordinarios del ser humano. Uno de los tipos comprende las energías psíquicas mentales inferiores, groseras; el otro exige la más elevada educación de los poderes espirituales (Helena Blavatsky, Glosario Teosófico.)


Los Adeptos son “hombres” que habiendo llegado (a lo largo de innumerables encarnaciones en un esfuerzo común o evolutivo) a un altísimo grado de madurez espiritual, son considerados en las diferentes culturas como seres excepcionales, genios, santos, profetas y mahatmas. Solo a título de ejemplo pertenecen a esta Fraternidad, a esta Jerarquía Espiritual Planetaria de Hombres Perfectos e Hijos de Dios, ocupando diferentes niveles jerárquicos y funciones, figuras como: el Señor Jesús, Sri Krishna, Patanjali, S. Pablo, S. Francisco de Asís, Leonardo da Vinci, el Señor Gautama Buda, el Señor Maitreya, Mahoma, S. Tomas Moore, Akbar, Pitágoras, Platón, Moisés, María Magdalena, Gandhi y el Infante D. Enrique.

viernes, 23 de enero de 2015

JESUCRISTO: EL MAESTRO JESÚS Y CRISTO (ACV.)

 EL MAESTRO JESÚS Y CRISTO (ACV.)




Todos los buscadores y sabios que se han esforzado por estudiar y comprender la vida histórica de Jesús, han utilizado el único material del que disponían, y en una gran parte ha servido como base la transmisión oral. Podemos decir al respecto, que existe una doble literatura sagrada, entendiendo por texto sagrado una obra inspirada por el Espíritu.  Esta obra puede ser una invocación mística o un determinado conocimiento con relación a las leyes universales del mundo de la forma.  Cuando este conocimiento se expresa de forma escrita se hace con frecuencia, bajo una forma simbólica, con el fin de protegerlo de un uso egoísta e inmoral. Esta literatura, llamada sagrada, concierne exclusivamente al alma. Generalmente está constituida por oraciones y mantras de gran valor espiritual y su orientación es siempre la búsqueda de la comunión con lo Divino. Es a esta fuente a la que el gran sabio y poeta Kabir hacía referencia cuando escribía:

«No tengo ni tinta, ni papel, ni pluma en la mano.
De era en era, entrego mi mensaje eterno.
Vedas, Puranas, Corán y libros.
Todos han hablado de Él de distintas maneras.
Hindú, Turco,  Jainista, Yogui:
¡Ninguno ha comprendido el secreto!»

Kabir hubiera podido ampliar su lista añadiendo el Antiguo y el Nuevo Testamento.  Kabir,  al igual que todos los auténticos sabios, admite que algunos textos han sido escritos por seres inspirados, por conocedores del Ser, pero estos escritos no pueden ser, bajo ningún pretexto, la verdad que trasciende toda expresión conceptual escrita o hablada.

Cuando Pilatos preguntó a Jesús:  ¿Qué es la verdad?»  Jesús permaneció en silencio, ya que esta verdad no puede ser transmitida a través del pensamiento intelectual.

La lectura de los escritos alegóricos y simbólicos tiene de excepcional  para el buscador, que según sea su grado de madurez interior, encontrará el alimento que necesite. Para los menos avanzados, el texto será una pauta de conducta, pero para los más avanzados el mismo texto podrá revelar una ley universal. Esto es así, tanto para los textos sagrados como para los discursos. Jesús lo demostró en numerosas ocasiones cuando, por necesidad de ocultar la sabiduría, enseñó a través de parábolas: «A vosotros os ha sido dado conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ésos no.»

Si la enseñanza esotérica es velada de esta forma en los discursos, mucho más  lo es en los escritos. De ahí que los historiadores no iniciados en los misterios se hayan visto perdidos en la interpretación de los textos que evocan la vida y palabras de Jesús.

A través de las muchas investigaciones sobre la vida de Jesús, se llegó a creer durante mucho tiempo que ya todo había sido dicho, hasta el día en que fueron descubiertas nuevas fuentes literarias, tales como los escritos gnósticos encontrados en Egipto y los escritos esenios del Mar Muerto. Más allá de los textos clásicos el estudio debe abarcar e integrar también los escritos nacidos del judaísmo, tales como el Talmud, así como el conjunto de escritos, llamados «apócrifos», descartados, precisamente,  por ser de naturaleza esotérica. No hay ninguna intención negativa respecto al valor que los judíos y los cristianos dan a sus respectivas religiones. La crítica podría estar exclusivamente en el sentido y la interpretación y no en la esencia de cada una de estas religiones.

Enunciado esto, nos preguntamos

¿Quién es el Maestro Jesús?  Y podemos decir que es el punto focal de la energía que fluye por medio de las varias Iglesias cristianas, pero fundamentalmente vamos a considerar a Jesús como el medio de encarnación de Cristo en la tierra. Es decir que Cristo encarnó en Jesús.

Mucho se puede decir de la vida de Jesús y de Cristo y mejor hacerlo con absoluto respeto  y responsabilidad y sin lugar a dudas, cada uno, desde su propio nivel de conciencia, no puede ser de otra manera, de ahí las diferencias. A partir de esta consideración, el respeto, la honestidad y la consciencia deben darse en grado sumo, porque es lo que corresponde y porque somos conscientes de que nadie puede traspasar ese “círculo no se pasa” ahora representado por la conciencia, con lo cual no podemos dejarnos invadir por la conciencia de nadie, ni nosotros invadir la de los demás; no puede haber nada más que respeto y ojalá que hubiera mucho amor y mucha compasión pues cuando se dan ambas cosas, hay sabiduría.

Tenemos que decir una vez más que la verdad absoluta no es propiedad de nadie y solamente nuestra propia evolución o nivel de conciencia es lo que nos va a permitir esa parte de verdad y cada cual tiene su propio límite que sería bueno reconocer, conocer y aceptar, lo cual nos haría mucho más comprensivos.

Se dice que la segunda venida de Cristo a la tierra ya se ha producido. Yo, honestamente, no puedo pronunciarme porque no lo sé y a mí, individualmente eso no me hace ni mejor ni peor. En este sentido sí que he pensado en las distintas posibilidades del retorno de Cristo a la tierra y una de ellas es que venga en forma etérica, y otra en forma física. No me representa  ningún problema la forma en que pueda producirse porque entiendo que si hubiéramos hecho que Cristo naciera y creciera en nuestros corazones querría decir que ahora mismo cada uno de nosotros seriamos un Cristo en la tierra y seguro que hacen falta muchos Cristos. Ahora mismo no estoy manejando dogmas ni palabras de nadie, estoy manejando mis propias palabras con mis propias limitaciones y tal y como ahora mismo puedo pensar.

Circulan muy distintas versiones sobre la vida de Jesús. ¿En qué nos puede influir todo esto a nosotros?  En primer lugar debo decir que hago mención de ello porque me parece necesario que seamos conscientes de esas variadas versiones que circulan con mayor o menor verdad, y con mayor o menor engaño que de todo puede haber. A mí particularmente todo esto me va diciendo que hay que poner los pies en el suelo y que hay que profundizar y mucho en lo verdaderamente espiritual, en la esencia, y que llegar a la divina indiferencia nos aportará todo lo necesario para no equivocarnos, y hablo de la divina indiferencia porque es de la mayor importancia. Si nosotros verdaderamente lo que buscamos es la verdad, los datos históricos nos van a afectar relativamente porque son datos concretos de mentes concretas, lo cual siempre tendremos que utilizar, pero también sabemos que va a llegar un momento, cuando ya hayamos explotado y desarrollado nuestra mente, que tendremos que trascenderla y la verdad nos llegará por vía directa. ¡Cuidado y no nos confundamos, a ver si ahora todos nos vamos a creer que ya somos seres iluminados! Tenemos que ser muy honestos y llegar al “conócete a ti mismo” con su mayor pureza; entonces llegaremos a saber cuándo estaremos en condiciones de trascender la mente concreta y llegar a la abstracta, sin intentar imponer a nadie lo que pensamos que ES. No se produce este proceso de la noche a la mañana, lleva un trabajo y un esfuerzo, con sus correspondientes crisis.

De todo este tipo de historias, se apropian personas muy documentadas y que a mí, en ocasiones, hasta me han alterado,  seguro que por mi falta de madurez espiritual y por no gozar todavía de “la divina indiferencia”, entiendo que no tenemos que estar ignorantes sino muy alerta para que llegado el momento cada uno de nosotros, seamos nosotros mismos con conocimiento de causa, para lo cual debemos tener conocimiento y, quien ya esté preparado, trascender la mente concreta y que le llegue la luz.

El ser humano es capaz de hacer infinidad de manipulaciones y generalmente por intereses terrenales e incluso por ignorancia propiamente dicha, así que podemos pensar que efectivamente, tanto con la vida de Jesús como con la de Cristo se ha podido manipular desde los distintos estamentos y que los propios historiadores escriben un mismo hecho de la historia según ellos lo han visto y también condicionados por sus preferencias, por quien a ellos les ha contado tal hecho, y a veces, según  quien a ellos les ha pagado. Desgraciadamente así es y no sé hasta cuándo será.

¿Qué pienso yo?  Que si todo es energía y todo es espíritu, cualquier manifestación de energía se puede expresar con formas y nombres diferentes. Nosotros mismos en las distintas vidas hemos tenido personalidades y nombres distintos, es lógico. De hecho lo que hoy somos es el fruto del recorrido de esas distintas existencias y personalidades, ¿qué nombres habremos tenido y qué profesiones habremos desempeñado?, ¡qué más da, nuestra esencia es la misma!

Cuando consigamos trascender la mente concreta para ver desde la abstracta, la verdad se hará patente y mientras tanto habrá errores (intencionados o no)  en las fechas, la geografía y los distintos nombres, pero de esto debemos ser conscientes.  A través  de la historia,  cada historiador sitúa un mismo hecho o un mismo personaje en un lugar u otro, en una u otra fecha y con unas u otras características según la ideología del propio historiador o del grupo que lo sustenta, así como y muy principalmente de su “luz”. Ahora bien,  los mensajes divinos tienen tanto peso, o la verdad tiene tanto peso, que pese a todas las posibles manipulaciones la luz siempre resplandece, pues al fin y al cabo "todo es energía" de primer Rayo, 2º ó 3º; eso es lo que quizás tenemos que ver en cada caso, que la manifestación de la energía se expresa de diferentes formas.

No tenemos más remedio que pensar que en todas esas versiones que circulan hay parte de verdad y parte de mentira, pero lo realmente importante es esa energía que los distintos avatares vienen a manifestar, y que en el caso de Cristo (con cualquier otro nombre que se le pueda dar y que históricamente se le haya dado) su energía es la del Amor-Sabiduría ¿qué importan los nombres, ni cuántas manifestaciones pudo tener en la tierra?, porque si una energía se manifiesta en distintas encarnaciones, lógicamente será con distintas formas y distintos nombres, con lo cual perfectamente caben ahí errores humanos, malas intenciones, interpretaciones y manipulaciones, ya que los que escriben la historia no son necesariamente Iniciados.

A la segunda venida de Cristo han hecho referencia, aparte de otros muchos,  Maestros como El Tibetano y Vicente Beltrán Anglada y ambos me merecen gran confianza, sin que por esto quiera decir que seamos o tengamos que ser copias exactas de uno u otro, pues estaríamos faltando a la lógica espiritual y a las más elementales líneas del esoterismo. Cada camino es uno, individual e intransferible, de ahí nuestras propias percepciones según las circunstancias y características.

Sobre la Cruz del Mártir del Calvario está definido el Misterio del Cristo con una sola palabra que consta de cuatro letras, INRI: Ignis Natura Renovatur Integram, es decir, El Fuego Renueva Incesantemente la Naturaleza. El Advenimiento del Cristo en el corazón del Hombre, nos transforma radicalmente. Cristo es la vida que palpita en el universo entero, es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.

Aunque Cristo nazca mil veces en Belén, de nada sirve si no nace en nuestro corazón. Aunque hubiese muerto y resucitado al tercer día de entre los muertos, si no muere y resucita en nosotros también, de nada sirve. El Cristo Íntimo, el Fuego Celestial, debe nacer en nosotros, y nace en realidad cuando hemos avanzado en el Trabajo Psicológico. El Cristo Íntimo debe eliminar de nosotros todo lo negativo. No sería posible la disolución de nuestros deseos, de nuestros apegos, de nuestra materialidad,  en tanto el Cristo interno no haya nacido y crecido en nosotros.

Podemos y debemos hacernos infinidad de preguntas con todas sus dudas, pero muy conscientes de que el camino lo tenemos que recorrer en soledad, experimentando y superando etapas, lo cual nos va a crear una absoluta compasión hacia nuestro hermano que al igual que nosotros tendrá que hollar su propio sendero, con aciertos y con errores. Hoy vamos a descubrir algo que mañana tendremos que modificar parcial o totalmente, porque  lo que hoy puede ser una seguridad absoluta para unos, para otros no lo es, y cada uno está en su derecho y en su deber de ir aclarando todas las dudas, no tanto con las teorías sino conjugando estas con las vivencias, y para eso, el esfuerzo hay que hacerlo, no conseguiremos nada sin esfuerzo.


Ana

martes, 20 de enero de 2015

REENCARNACIÓN: “NACER, MORIR, RENACER DE NUEVO Y PROGRESAR SIN FIN, TAL ES LA LEY”

REENCARNACIÓN: “NACER, MORIR, RENACER DE NUEVO Y PROGRESAR SIN FIN, TAL ES LA LEY

Recopilación y reflexiones sobre la Reencarnación



La reencarnación es el regreso del alma o “Ego” a la vida corporal, pero en otro cuerpo formado para él y que puede o no, tener algo en común, en apariencia, con sus cuerpos anteriores. Es una Ley que confirma que la muerte no existe, sino que es el proceso por el cual se abandona una existencia para pasar a otra, después de un periodo más o menos largo de tiempo.

Por medio de la reencarnación se explica de manera natural y concluyente el destino de los seres (hoy de los hombres que formamos la humanidad y que antes pasamos por los demás Reinos; más adelante de los seres subhumanos cuando se humanicen o alcancen  la individualización). Su objetivo es la oportunidad dada a todos los seres creados, para que, tomando cuerpos materiales, puedan experimentar y   evolucionar en planos densos, paso a paso, en la escala del progreso.

El Ego o Alma es el verdadero individuo durante toda la evolución, en todas las vidas. No le afectan los nacimientos ni las muertes y cada vida es como un día de su verdadera vida. El cuerpo es una vestidura que asume. Pero no solo se reviste de cuerpo físico, se reviste también de cuerpo mental para expresar sus pensamientos concretos (los abstractos son del mundo mental superior), y de un velo de materia astral (el cuerpo astral) instrumento de sus pasiones y emociones.

Después de haberse revestido de los dos cuerpos astral y mental, está en disposición de asumir un infantil cuerpo humano y nacer. Cuando el cuerpo humano está gastado se invierte el procedimiento: al morir se despoja primero del cuerpo físico, después del astral (dependiendo su permanencia en el mundo astral de las pasiones y emociones que alimentó), y finalmente del mental. La permanencia en el mundo mental (devachán) suele ser larga; dura hasta que tras un periodo de descanso y bienestar, experimenta el deseo de volver a descender y de reconocerse plenamente vivo, por lo que vuelve a tomar cuerpo mental, astral y físico.

Los cuerpos que ahora asume son distintos, por lo que no recuerda las otras vidas; el cerebro de esa nueva personalidad  es como un disco virgen.

El Ego (alma) solo recuerda las vidas pasadas cuando está en su propio mundo, el espiritual, pero las olvida al nacer; a veces se filtran reminiscencias; pero aunque no recuerde, sí manifiesta las cualidades que vigorizó en experiencias anteriores. Cada cual es lo que él mismo se hizo en las vidas pasadas.

Todo el proceso de materializaciones tiene por finalidad el adelanto del Ego o Alma, el cual, al revestirse de materia es capaz de recibir vibraciones que le hacen evolucionar. La proporción del tiempo que el Ego pasa en las etapas física, astral y mental, dependen del grado de adelantamiento y de lo que sea necesario para ello. El tiempo que pasa en el astral después de desencarnar, es lo que los cristianos llaman purgatorio, porque es un lugar de purificación. El infierno como lugar eterno no existe ¿Qué padre castiga a un hijo eternamente?

Tanto el tiempo de purificación como el de descanso en el Devachán (Paraíso), no son lugares, sino estados de conciencia.

La creencia en la Reencarnación o pluralidad de existencias es conocida y sostenida desde la Prehistoria, al menos desde diez mil años antes de Cristo en la antigua civilización India y contemplada en los antiguos Vedas. Antes de la escritura, cuando las creencias se transmitían oralmente, ya se afirmaba la inmortalidad del alma y la vuelta de ésta de nuevo al mundo corporal. Esta creencia fue después reflejada en la escritura. En todos los libros sagrados de la India encontramos que la creencia en la Reencarnación está fuertemente arraigada y forma un pilar fundamental de la religión. Así se refleja en los Vedas, el Bhagavad Gita, etc.

Krisna, hacia el año tres mil antes de nuestra Era, dijo: “Yo y vosotros hemos tenido muchos nacimientos. Los míos no son conocidos sino por mí, pero vosotros no conocéis siquiera los vuestros”.

Para los Budistas la Ley de la Reencarnación es uno de sus dos ejes supremos, junto con la Ley del Karma  o Ley de Causa y Efecto, con las cuales se explica la igualdad de oportunidades para todos.

También los egipcios creían que la muerte era un cambio en su estado presente y el tránsito hacia otra vida mayor en otro cuerpo material. Hace tres mil años antes de Cristo, los egipcios enseñaban la doctrina de la reencarnación. “El Libro de los muertos”, su texto sagrado más importante, describe el viaje que hace el alma inmortal a través de los diversos estados que suceden a la muerte, hasta tomar un cuerpo físico de nuevo.

Grecia fue una civilización convencida de que hay una vida individual después de la muerte y de la existencia del principio espiritual, preexistente al nacimiento y sobreviviente a la muerte, que renace en vidas sucesivas. La doctrina de las vidas sucesivas la encontramos en Pitágoras, Sócrates, Platón, Apolonio, Empédocles y otros muchos.

Pitágoras enseñaba que “Una vida en la carne solo es un eslabón en la larga cadena de la evolución del alma”. Sócrates y Platón decían que “Las almas toman nuevos cuerpos para repetir una y otra vez sus existencias físicas, con el fin de progresar y adquirir sabiduría”. En el siglo III de nuestra Era, los filósofos neoplatónicos como Porfirio, Orígenes, Plotino y otros, en diferentes templos neoplatónicos enseñaban la misma doctrina.

En el Corán, el libro sagrado por excelencia de los árabes, leemos: “Alá nos hace regresar muchas veces hasta que volvamos a El”.

El judaísmo, la religión basada en las enseñanzas de Moisés, también creía en la reencarnación. Los hebreos mantenían esta creencia, porque les fue predicada por los profetas en diversas enseñanzas, hoy poco conocidas por su nula divulgación. La Cábala  judía viene a representar el conocimiento oculto del Antiguo Testamento. Parece provenir de rabinos de la Edad Media y en ella aparece la creencia de vidas sucesivas. El Zohar (Biblia de los cabalistas) presenta la reencarnación como un largo viaje purificador. El Zohar dice: “El Espíritu de origen divino, puede reunirse así a la perfección de la divinidad;  son numerosas las peregrinaciones, puesto que todas las almas pasan por vicisitudes múltiples.... ¡Cuán variadas y misteriosas son las leyes de la transmigración que se ejercen sobre las almas!”. La enseñanza de la Cábala ha tenido siempre un carácter esotérico (la ciencia que estudia la raíz más profunda de todas las cosas). Tal vez sea por eso que la pluralidad de vidas sucesivas no haya alcanzado entre los hebreos una expansión popular, quedando restringida a grupos de iniciados.

En los celtas vemos reflejada la idea de las vidas sucesivas cuando en el combate contra los romanos, los druidas permanecían inmóviles como estatuas recibiendo las heridas sin huir ni defenderse porque esperaban encontrar en otra parte del mundo un cuerpo nuevo y joven.

La mayoría de los sabios, eruditos y gente de cultura de la antigua Roma, daban por hecho la reencarnación, viéndola como la manera más lógica de explicar la muerte física. Grandes personajes como Jámbico, Cicerón, Virgilio y Porfirio, por poner solo algunos ejemplos, creían en ella.

También creían en ella los primeros cristianos, hasta el año 553 de nuestra Era, en que fue anatematizada por el Catolicismo en el Segundo Concilio de Constantinopla.

Y ya metidos en el Nuevo Testamento, es el propio Cristo quien nos enseña la Ley cósmica de las existencias sucesivas, cuando al preguntarle sus discípulos por la venida de Elías, El les contesta: “Elías ha venido ya y no lo han reconocido, sino que han hecho con él cuanto han querido”. Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista. Aquí el Mesías afirma que Juan es el Elías que había de venir, o sea el alma del profeta Elías reencarnado en Juan Bautista.

El Evangelio de San Marcos aún lo aclara más, pues dice:....  “Os digo que ELIAS HA VENIDO YA  EN LA PERSONA DEL BAUTISTA”.

También en el Evangelio del ciego de nacimiento, cuando le preguntan “¿quién pecó él o sus padres?” los discípulos están aludiendo a la Ley del Karma por la cual se compensan delitos de vidas anteriores.

Extraña e indigna que esta verdad siga siendo tergiversada por los grandes jerarcas de iglesias institucionalizadas, pero el admitir la doctrina reencarnacionista supondría la caída de los viejos dogmas.

El principio de la reencarnación es una consecuencia de la Ley de Evolución por la que van pasando los espíritus (Mónadas) para llegar a la perfección. Todos deben pasar por el proceso de numerosas encarnaciones, con el objetivo de conseguir su progreso mediante luchas y tribulaciones en los mundos materiales.

La Reencarnación está fundada en la Ley de Causa y Efecto o Ley de Causalidad, la cual expresa que toda acción crea una causa que producirá un efecto de la misma naturaleza. De esta manera el espíritu sencillo e ignorante en los planos inferiores, aunque omnisciente en el suyo, tiene la oportunidad de desarrollar conocimientos y poderes en los planos más densos y, al recibir y desarrollar la mente, adquiere con ella la libertad para obrar, forjando según sus obras, su felicidad futura.

Los continuos renacimientos le dan una explicación razonable a tantas desigualdades sociales, tan difíciles para algunos, mientras que otros viven situaciones fáciles y regaladas. ¿Por qué hay tantos seres deformes, enfermos, discapacitados, al mismo tiempo que otros se hallan llenos de belleza y salud?. ¿Cómo comprender que existen ricos y pobres, fuertes y débiles; que algunos mueran a temprana edad y otros vivan muchos años?. La causa es que la Ley de Causa y Efecto nos devuelve el bien y el mal que hemos hecho durante nuestras encarnaciones anteriores. No es un castigo, sino las consecuencias, la reacción justa de las leyes violadas, y una lección que vamos aprendiendo como almas en la escuela de la vida que es para ella cada reencarnación.

La reencarnación nos explica el por qué de nuestra situación presente, de nuestros sufrimientos y alegrías, y nos ofrece un sentimiento de esperanza en el porvenir, al brindarnos los medios de enmendar nuestras faltas a través de las pruebas y de las circunstancias que se presentan durante la encarnación.

Tan solo la pluralidad de existencias puede explicar las grandes desigualdades entre las almas.

La vida del espíritu es una sola e inmortal, las vidas físicas son numerosas y se repiten hasta alcanzar la perfección.

La evolución se desarrolla a través de ciclos que ha de realizar el ser espiritual, en los mundos que por evolución le correspondan. En cada ciclo vivirá el alma unas circunstancias con las que aprenderá aquello a lo que se ha comprometido antes de nacer. Muchas veces nos vemos obligados a repetir (como los malos estudiantes) en encarnaciones sucesivas la misma lección, pues volvemos a enfrentarnos con las pruebas que no supimos superar en la encarnación anterior, en cuyo caso volvemos a vivir circunstancias similares.

El tiempo que media entre una encarnación y otra no está fijado cronológicamente, aunque hay libros que indican que el tiempo será igual a veinte veces el tiempo de vida, pero son varios y muy variados los factores que influyen en ello.

Al disponer de libre albedrío, unas almas, generalmente las menos evolucionadas, encarnan más frecuentemente por deseo de vivir. Otros se demoran más en el mundo espiritual, pues cuando el alma más se purifica y su inteligencia se desarrolla, los intervalos entre una existencia y otra son mayores, salvo cuando vienen de modo voluntario a ayudar al desarrollo del Plan espiritual.

Las primeras fases de la vida humana, cuando el alma ha superado los Reinos inferiores de evolución, las pasa en las bestialidades de los reinos primitivos. En el estado salvaje raras veces infringe las leyes de la vida, pues se mueve por el instinto, pero cuando entra en estados más evolucionados, comienza a ser más consciente de sus actos, se acentúa su egoísmo y se vuelve más responsable de los actos cometidos, endureciendo su alma con todo tipo de pasiones materiales y groseras: envidia, ambición, deseos de poder, etc.  Pero es en estas etapas en las que toma consciencia del bien y del mal, a través del dolor y de toda clase de sufrimientos que tendrá que pasar  cada vez que haga un acto que vaya contra la Ley del Amor.

Poco a poco el alma irá aprendiendo y ascendiendo vida a vida el largo camino que le separa de la verdadera felicidad, hasta que a través del DESAPEGO, se vaya liberando de las trabas materiales que lo esclavizan y lo atan al mundo irreal de maya (deseos), de los espejismos y de las falsas ilusiones.

LA MEMORIA EXTRACEREBRAL

Una pregunta lógica, escuchada frecuentemente ante las primeras nociones de este tema es: “Si ya hemos vivido antes, en otros cuerpos y épocas diferentes, ¿por qué no guardamos recuerdos?”.

1º.-  Por misericordia divina. Con toda seguridad en épocas remotas, todos hemos cometido tropelías, estando nuestra historia pasada llena de odios, venganzas, crímenes, injusticias y bestialidad.

Tener conciencia de todo ello solo nos acarrearía graves desequilibrios psíquicos que en nada nos beneficiarían en nuestra vida actual. De esta forma, renaciendo en un ambiente diferente, con una nueva vida por realizar y olvidados de nuestro pasado, la perspectiva cambia completamente. Quizás las personas con las que convivimos como amigos o familiares, han podido ser en vidas anteriores nuestros enemigos; acordándonos sería imposible nuestra convivencia y no podríamos resolver con ellos posibles deudas kármicas.

2º.-  Desde un punto de vista material y físico, cuando un alma vuelve a encarnar, el cerebro del cuerpo nuevo está virgen al nacer de pensamientos o memorias. La memoria que poseemos de las demás vidas está en el subconsciente.

Al tomar el alma contacto con la materia, en la persona que va a ser su madre, tiene lugar una especie de turbación que hace que el alma se desconecte de las vibraciones y sensaciones que le atan al pasado, ya que su capacidad vibratoria queda progresivamente reducida. De ahora en adelante usará un nuevo cerebro físico, quedando aislado el subconsciente donde permanecen grabados y archivados todos sus recuerdos de vidas pasadas.

A veces puede ocurrir que afloren ideas y capacidades o conocimientos que el alma ha asimilado en otras vidas (recordemos el caso de Mozart, dando un concierto a los siete años). A esto se le suele llamar reminiscencias y tenemos pruebas de ellas en esas personas que poseen unas capacidades intelectivas, sensibles para apreciar las bellezas del arte, naturaleza, etc. Todo ello es consecuencia del grado de evolución el espíritu que las anima, que trae a su existencia actual conocimientos adquiridos en vidas pasadas. La sensibilidad ante una puesta de sol, un amanecer, ese sentimiento que demostramos de amor y admiración hacia la naturaleza, esa vivencia que nos hace ser uno con lo que nos rodea, es una manifestación de cierto grado de evolución. Cuanto más evolucionamos más respeto y amor manifestamos por todo cuanto nos rodea, pues somos más conscientes del valor que tienen   todas las cosas creadas que hacen nuestra andadura por la rueda de vidas más llevadera.

El diccionario Rosacruz define así la Reencarnación:

La Ley de Reencarnación o Renacimiento enseña que cada alma es una parte integrante de Dios, y que está desarrollando todas las posibilidades divinas, así como la semilla desarrolla una planta, que por medio de existencias repetidas en un cuerpo terrestre, que va mejorando de calidad gradualmente, esas posibilidades latentes se van desarrollando en poderes dinámicos, que nadie se pierde por este proceso pues toda la humanidad alcanzará la meta de la perfección y reunión con Dios. La Ley de Renacimiento que afirma la encarnación repetida en vehículos de creciente perfección, está en perfecto acuerdo con la evolución y los fenómenos de la naturaleza. Mirando la vida desde el punto de vista ético, encontramos que la Ley de Renacimiento, junto con la de Causa y Efecto, su compañera es la única teoría que satisface la justicia y está en armonía con los hechos de la vida  que vemos en torno nuestro. Si la Ley de Causa y Efecto es verdadera, entonces el renacimiento periódico es una consecuencia lógica de absoluta necesidad. Así pues, si lo comprendemos o no, tanto si nos agrada como si nos desagrada, estamos encerrados dentro de un círculo y debido a nuestras acciones del pasado, constreñidos a que éstas accionen y reaccionen sobre nosotros hasta que desarrollemos una fuerza superior a la que ahora nos está sojuzgando. Nosotros pues, no estamos aquí por el capricho de Dios. EL NO NOS HA COLOCADO A UNOS EN UN JARDÍN Y A OTROS EN UN DESIERTO, ni tampoco ha dado a unos un cuerpo saludable de modo que puedan vivir libres de dolores y enfermedades, mientras que a otros los ha colocado en tan mísero estado que  nunca se ven libres del dolor; sino que lo que somos, lo somos debido a nuestra negligencia o diligencia (y hay que tener humildad para reconocerlo), y lo que seamos en el futuro depende de lo que nosotros queramos ser y no del capricho de Dios o de un destino inexorable. La enseñanza Rosacruz dice que nacemos en el lugar más apropiado, de acuerdo con las experiencias obtenidas en vidas anteriores, y que en todos los casos sin excepción, obtenemos justamente lo que hemos merecido; y que todas las experiencias que se ponen ante nosotros, son precisamente las que necesitamos y las que nos dan el ímpetu   adecuado para el próximo paso de desenvolvimiento. Para obtener desarrollo, es necesario para el Ego o Alma, renacer en un cuerpo físico muchas veces. Cuando toda la experiencia de cualquier vida ha sido asimilada espiritualmente en los mundos superiores, el espíritu siente el impulso de alcanzar nuevas experiencias, y este deseo le empuja irresistiblemente a la reencarnación.

En una sola vida el hombre no podría alcanzar la perfección.

H.P. Blavatsky dice (entre otras cosas) en su Glosario Teosófico, sobre este tema: La reencarnación enseña que el Alma, el principio viviente o parte inmortal del hombre, después de la muerte del cuerpo en el que residía, pasa sucesivamente a otros cuerpos, de suerte que para un mismo individuo hay una pluralidad de existencias, o mejor dicho, una existencia única de duración ilimitada, con periodos alternativos de vida objetiva y subjetiva, de actividad y reposo, comúnmente llamados “vida” y “muerte”, comparados en cierto modo a los periodos de vigilia y sueño de la vida terrestre; cada una de estas existencias en la tierra, es por decirlo así, un día en la Gran Vida Individual.

Esta creencia ha sido generalmente aceptada, no solo en los países orientales sino en muchos occidentales, en los que los filósofos como Platón, exponen en sus obras la idea de que el Alma humana transmigra a formas de animales. Pero la filosofía esotérica rechaza totalmente semejante afirmación, por ser irracional y porque se opone abiertamente a las leyes fundamentales de la Naturaleza. El Ego o Alma humana no puede encarnar sino en formas humanas, pues solo éstas ofrecen las condiciones mediante las cuales son posibles sus funciones; no puede retroceder hacia el animal, pues eso sería en contra de la Ley de Evolución.

Cierto es que el hombre puede degradarse y llegar a ser hasta peor moralmente que cualquier animal, pero no puede hacer dar vueltas a la rueda del tiempo ni hacerla girar en dirección contraria. La naturaleza nos abre puertas delante de nosotros, pero las que dejamos atrás se cierran irresistiblemente como una cerradura para la cual no tenemos llave. Para formarse idea de la reencarnación hay que comprender bien cual es la parte del hombre que encarna. Desde luego no se trata del cuerpo, lo que verdaderamente encarna es la entidad individual e imperecedera del hombre, el Alma inmortal.

La doctrina de la reencarnación es la única que nos ofrece una explicación clara, lógica y satisfactoria del gran número de problemas y enigmas que ponen en tortura la inteligencia humana, tales como las diferencias de carácter, los diversos instintos, las tendencias innatas de las diversas personas, el talento y las disposiciones naturales que presentan para las ciencias y las artes; las enormes e irritantes desigualdades de nacimiento y fortuna, las aparentes injusticias que vemos a cada paso en la tierra, etc.

De lo expuesto se deduce que debe haber necesariamente una causa, una ley que regule de una manera justa y precisa las condiciones de cada encarnación o existencia, y esta ley es el Karma, doctrina gemela de la Reencarnación, ley inflexible que ajusta sabia y equitativamente a cada causa su debido efecto. En virtud de la ley kármica, las buenas y malas consecuencias de todos los actos, palabras y pensamientos del hombre, reaccionan sobre él con la misma fuerza con que obraron, y así es que tarde o temprano, en la presente o en venideras existencias, cada cual recoge exactamente igual que lo que ha sembrado.




sábado, 17 de enero de 2015

ROERICH: BIOGRAFIA NICOLÁS Y HELENA ROERICH (PRIMERA PARTE) Por Joao Gomes Extraído de la Revista Biosofía

ROERICH: BIOGRAFIA NICOLÁS Y HELENA ROERICH (PRIMERA PARTE) Por Joao Gomes
Extraído de la Revista Biosofía




UNA ÍGNEA PAREJA

“Los  artistas, objetivadores de lo Real, libertadores de la tristeza y del dolor, constructores de alegría que alienta y renueva, deben ser considerados como verdaderos patronos de la Nueva Edad.

Al establecer un punto sensible ente el mundo interno de bellezas, significados, valores e ideas, y el mundo de las formas externas, ellos viven una estrecha relación con las características y virtualidades del 7º Rayo, que gobierna la Era recién iniciada. Están también íntimamente ligados al 4º Rayo (de armonía a través del conflicto), que gobierna el Reino Humano como un todo (ya que se trata del 4º Reino de la Naturaleza en el arco ascendente). Así, dentro de estas tónicas energéticas y cualitativas, a ellos les cabe una importante contribución en el advenimiento del Hombre Nuevo”(1)

A lo largo de la historia de la humanidad siempre existió una rara y bella estirpe de matrimonios ígneos, de parejas que se unieron para sacrificarse en pro de un ideal mucho mayor que ellos, ideal que los incendió por dentro, exigiendo una entrega total. Recordemos, de un modo en absoluto exhaustivo, las parejas reales del Antiguo Egipto: Aquenaton (Amenofis IV) y Nefertiti; Seti I y Tonya; Ramses II y Nefertari. En el campo de la ciencia, Marie y Pierre Curie. En política y acción social, Mohandas y Kasturbai Gandhi. Y finalmente, en el ocultismo moderno, tenemos una serie de “matrimonios”: Henry S. Olcott y Helena Blavastsky (en este caso y en el siguiente no hubo una relación carnal y marital. No obstante la idea fundamental se mantiene, es decir, la unión de un hombre y una mujer basada en la admiración y amistad mutua, y en un ideal y misión comunes: Annie Besant  y Charles Leadbeater; Foster y Alice Bailey, y el que hoy nos ocupa, Nicolas y Helena Roerich. Esta corriente de parejas feéricas no cesó, sino que continua, y muchos de nosotros tienen la suerte de observarlos en la lucha y el trabajo en pro de un mundo mejor. A ellos, a todos ellos, los del pasado, el presente y el futuro, dejamos aquí nuestra gratitud y les ofrecemos nuestra oración: “Que le fuego divino os incendie y os consuma, Matrimonios Solares, en la construcción de Reino de Dios sobre la Tierra”.

Helena Roerich

Comencemos por Helena Roerich. Tal como la “Vieja” Helena, (no la de Troya, sino la pionera y grande Blavatsky) nació en aquellas llanas y heladas tierras de Rusia el 13 de febrero de 1879, y tal como es su tierra, fue una mezcla de Occidente y Oriente, de las fragancias asiáticas y los colores griegos. Esta ceñuda Helena, de ojos grandes y negros, osó como Prometeo robar el fuego a los dioses, y quemar en una aspiración ardiente el mundo de los hombres.

Hija de un arquitecto preminente, el Archiduque Chapochnikov, era extraordinariamente sensitiva y enfermaba con frecuencia. Mientras se encontraba postrada, se le aparecían dos hombres muy altos (¿los maestros Moria y Koot Hoomi?), que la auxiliaban.

La hermana de su madre, la princesa Putyatune, tenía una finca en Bologoye, donde la pequeña Helena pasaba los veranos. Allí aprendió a amar la naturaleza y los animales. Se cuenta que los animales domésticos corrían hacia ella para saludarla todas las mañanas cuando salía de casa para alimentarlos.

Aprendió a leer muy pronto. Apreciaba los filósofos y meditaba sobre la Biblia. Tenía talento para la música, tocaba el piano, pintaba y dibujaba.

Cuando descubrió a Nicolás, descubrió que tenían mucho en común. Pasaban el tiempo juntos, yendo a conciertos y exposiciones. Se enamoraron, y finalmente se casaron el 28 de octubre de 1901., Tuvieron una vida familiar feliz y de su unión nacieron dos hijos, Jorge y Svetoslav. Este último se convirtió en un excelente pintor (como su padre), y del retrato que hizo de su madre se percibe una mujer muy guapa.

En 1915 Nicolás Roérich enfermó de neumonía, por lo que dejaron su casa en San Petersburgo para vivir en un clima más benigno. Después de una escala en Inglaterra llegan a Nueva York en 1920, para la primera exposición de Nicolás Roérich en Estados Unidos. Fue por este tiempo cuando Helena entra en contacto con su Maestro y escribe el primer libro “Hojas del jardín de Morya I”, cuya primera edición saldría en 1924. Seguirán más de 14 títulos en la serie Agni-yoga, donde su Maestro expone por primera vez al mundo las bases del yoga de la 6ª Raza. El último volumen publicado, “Supramundo II”, saldría a la luz en 1938, en vísperas de la 2ª Guerra Mundial.

Libros

Su  Maestro, el Señor de mirada penetrante, transmitió por su intermedio un conjunto de sublimes enseñanzas referidas al nuevo yoga, el Yoga del Fuego, de la Vida y del Sacrificio. Afirmó por propia experiencia que sus libros no se pueden leer de la manera común. Son páginas de meditación, párrafos que se digieren lentamente, frases que en la síntesis de un relámpago, incendian la mente e iluminan la vida.

En “Hojas del Jardín de Morya I”, dice el Maestro, a través de la pluma de Helena, en ese su estilo compacto e imperioso: “La vida truena. Sé vigilante”. “Un Templo para todos, para todos un Dios”. “Mis Amigos, la Felicidad reside en servir a la salvación de la humanidad”. “Cuando Yo ordeno contar el Libro de la Alegría, no olvides el llamamiento a la batalla”. Y el discípulo, ante la llamada del Maestro, responde: ¡A pesar de mis flaquezas, a pesar de mi miopía, a pesar de mis traiciones, acepta Señor mi lanza roma, mi escudo agujereado, mi armadura abollada. Estoy presto para la contienda!

En “Agni Yoga” afirma el Maestro: “Recordad el bautismo por el Fuego, la Cruz Ígnea, todos los Cálices Flameantes que Yo os revelé hace mucho tiempo, como símbolos del próximo yoga”. Y más de una vez responde la voz trémula del discípulo al Maestro; “Señor, fui bautizado por los sacerdotes en las aguas heladas del mundo; anhelo ahora el bautismo del Fuego, del Señor de la Llama Dorada, a pesar de saber que perderé todo lo que amé en los viajes del pasado”.

ImageSugerimos a todos aquellos que sienten dentro de sí la llama del Fuego de la Era de Maitreya que, de una forma pausada y lenta, mediten las palabras del Maestro. Ellas son simientes del Nuevo Mundo, ellas son embrión del Nuevo Mundo, ellas son el lema de la Nueva Conciencia. Comiencen por el primer libro, “Hojas del Jardín de Morya I”, y oigan el apelo urgente del futuro; después sigan adelante y paren largamente en el Volumen II; giren entonces a la tarde, descansen meditando en “Nueva Era de la Comunidad”. Otro día, por la mañana, asciendan al “Infinito, Vol. I y II”; cansados de la jornada, en una vigilia nocturna, oren con “Jerarquía”; desciendan al pozo iniciático de “Corazón”; sin miedo, con ojos vendados y mente abierta penetren en “Mundos Ardientes, I, II y III”; griten entonces a una sola voz con el Universo en “AUM”; después, en un abrazo vasto y largo, sumérjanse en “Fraternidad”; y finalmente, al término de la jornada, descansen con “Supramundo I y II”.

Helena y Nicolai (Nicholas es la traducción de su nombre al inglés, que el pintor usaba con frecuencia en el mundo occidental) tuvieron una vida fértil en acontecimientos. Tal vez los más significativos sean sus viajes por Oriente. En India organizaron una expedición a Asia Central y recorrieron China, Mongolia, el Tibet y otros países. Aunque se conozcan pocos detalles de su vida, se sabe que Helena fue una activista participante en las grandes cuestiones de su tiempo. Fue una Instructora Espiritual con un gran número de discípulos. Su  sabiduría –la sabiduría de una iluminada-, se encuentra diseminada en cientos de cartas que enviaba a sus corresponsales y alumnos. Estas epístolas fueron publicadas en “Cartas de Helena Roerich, I y II”. En estas misivas Helena mostraba su preocupación e interés por los asuntos que le fueron contemporáneos.

Ella fue una precursora de la Nueva Era. Y antes que esta expresión se convirtiera en moda (de mal gusto, dicho sea de paso), con todo el folclore que hoy le acompaña, escribió en 1929 lo siguiente: El Libro de los nuevos descubrimientos y de la luz del atrevimiento está abierto frente a la humanidad. Ya oyeron hablar acerca de la aproximación de la Nueva Era. Cada época tiene su llamada, y el llamamiento fundador de la Nueva Era será el poder del pensamiento creador; y el primer paso en esta dirección será  la apertura de la conciencia, la liberación de todos los prejuicios y de todos los conceptos tendenciosos y forzados”(2).

La mujer del futuro

Otra de sus preocupaciones fue la condición de las mujeres de su tiempo. Escribirá: “La próxima gran época está íntimamente ligada al ascenso de la mujer. Tal como en los mejores días de la humanidad, la época futura ofrecerá nuevamente a la mujer el derecho al lugar que le corresponde, lado a lado con su eterno compañero de viaje y trabajo, el hombre. Debéis recordar que la grandeza del Cosmos se fundamenta en el origen dual. ¿Será adecuado por ello menospreciar uno de sus dos elementos?(3). Como todas las grandes almas, Helena se anticipa a su tiempo; ella sintió (verdaderamente intuyó) que la gran transformación cultural que se esperaba en el futuro implicaría la participación plena de la mujer, y hoy sabemos que es así, y así seguirá siendo.

En la misma carta, más adelante, Helena vuelve a abordar la cuestión de la mujer, integrándola en la problemática de la cultura y la educación: “Con todo, en su esfuerzo por la educación, la mujer debe recordar que todos los sistemas educativos son  solo medios para el desenvolvimiento de un conocimiento y cultura del espíritu y del corazón. Solo esta combinación promueve esa síntesis sin la cual es imposible realizar la grandeza real, la diversidad y la complejidad de la vida humana en su Evolución Cósmica. Así, en cuanto se esfuerza por el conocimiento, que la mujer se acuerde de la Fuente de Luz y de los Líderes del Espíritu, aquellas grandes mentes que verdaderamente crean la conciencia de la humanidad. La humanidad encontrará el camino hacia la verdadera evolución aproximándose a esta fuente y al principio rector de la Síntesis”.

Cuando aún hoy vemos personas con alguna madurez intelectual y espiritual utilizando su tiempo en practicas del tipo Hatha Yoga, será  con certeza útil recordar sus palabras acerca de este asunto: “… no debemos sobrevalorar los resultados del Hatha Yoga y pensar que los adeptos de esta disciplina son igual a los del Raja Yoga en su habilidad para despertar el Kundalini(4) y para adquirir los distintos tipos de siddhis(5), y que ellos alcanzan la bienaventuranza  y se liberan de la materia. De hecho no es así. El grado de bienaventuranza alcanzada por tales adeptos es muy relativo, y a través del Hatha Yoga nunca obtiene la libertad sobre la materia (en el sentido utilizado por los Grandes Instructores). Tal como dice la enseñanza, no conocemos a nadie que haya alcanzado la meta por el camino de Hatha Yoga.

Incluso el desenvolvimiento de los siddhis inferiores, que los hatha yogis adquieren utilizando ejercicios terriblemente difíciles y mecánicos, no son duraderos; en sus próximas encarnaciones podrían perder todos ellos. Solo aquellas conquistas que vienen de manera natural son válidas y permanentes, porque constituirán el resultado del desenvolvimiento espiritual interno. Solo de este modo las manifestaciones de verdadero poder pueden ser alcanzadas. Los ejercicios de Hatha Yoga no deben ir más allá de un ligero y cuidado pranayama que fortalece la salud; de  otro modo puede ser peligroso, conduciendo a la mediumnidad, obsesión y locura”.

Creemos que así quedan, una vez más, claros los peligros que el aspirante corre al practicar ciertas disciplinas físicas. Repitamos que los yogas para el tipo medio de aspirante son el Jñana o el Raja Yoga, pudiendo ser complementados por el Karma y el Bahkti Yoga.

Son también de Helena Roerich las obras “On Eastern Crossroads” y “Fundations of Buddhism”, aunque usando pseudónimos diferentes para cada una de ellas.

En 1930, con su marido Nikolai e inspirada por su Maestro, el Señor del Rayo Azul, funda la “Agni Yoga Society”. A propósito del Agni Yoga, escribimos en el pasado lo siguiente: “Muy poco se sabe de este desarrollo espiritual. Se conoce solo que él será el yoga de la próxima raza, la Sexta. El discípulo de este yoga tiene ya su cuerpo búdico e intuitivo razonablemente desenvuelto y se encuentra polarizado en el chakra cardiaco y en el centro correspondiente de la cabeza. Esta es la vía de los discípulos avanzados  de los iniciados. Muy sintéticamente se puede decir que es el camino de la vida, de la síntesis espiritual, del fuego, de la intuición y del sacrificio. El 2º (Amor – Sabiduría) y el 4º (Arte, Belleza y Armonía) rayos que rigen este recorrido.

Ella fue también la primera traductora al ruso de la importantísima obra de Blavatsky “La Doctrina Secreta”. A propósito de este libro, nunca está de más recalcar su importancia, grandeza y profundidad. En mi modesta opinión, es en la actualidad la más importante obra, no solo del ocultismo, sino de la literatura mundial, Nada se le compara, nada le equivale. Es para mi como un huracán, un tornado que pasa por la mente, y que en un ímpetu de fuerza y movimiento, la purifica de sus miasmas, supersticiones, limitaciones e ilusiones. Es como una explosión que no deja nada en pie, y que no obstante, en un acto de milagrosa magia, reconstruye todo de una forma más bella, más imponente, más poderosa. Estudiar y meditar la Doctrina Secreta es como si alguien nos otorgará una iniciación en el sentido de que su reflexión lleva inevitablemente a una expansión de conciencia.

Helena Roerich desencarnó en 1949, y puede decirse con seguridad que sus libros son hoy más conocidos de lo que lo fueron durante toda su vida.


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