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lunes, 30 de septiembre de 2013

EL AMOR (Textos del Maestro D.K. “El Tibetano”)



EL AMOR

Textos del Maestro D.K. “El Tibetano”





Cuando el amor a todos los seres, sin tener en cuenta quienes son, comienza a ser una realidad en el corazón del discípulo, indica que se está acercando al Portal de la Iniciación y puede prestar los juramentos preliminares necesarios, antes de que su Maestro entregue su nombre como solicitante de la iniciación. Si no le importa el sufrimiento y el dolor del yo inferior, si le resulta indiferente ser feliz o no, si el único propósito de su vida es servir y salvar al mundo y si las necesidades del prójimo son para él de mayor importancia que las propias, recién entonces el fuego del amor irradia de su ser y el mundo podrá sentirse confortado ante sus pies. Este amor debe ser una manifestación probada y práctica y no sólo una teoría ni simplemente un ideal impracticable y un sentimiento grato, sino algo surgido de las experiencias y pruebas de la vida, de tal modo que el primer impulso de la vida sea el autosacrificio y la inmolación de la naturaleza inferior.

Podría escribirse un tratado sobre el amor sin agotar el tema. Mucha luz se obtendrá si podemos meditar profundamente sobre las tres expresiones del Amor: el Amor expresado por la Personalidad, por el Ego y por la Mónada. La Personalidad desarrolla el amor gradualmente por medio de las etapas del amor al yo, pura, simple y totalmente egoísta, el amor a la familia y a los amigos, a los hombres y mujeres, hasta llegar a la etapa del amor a la humanidad o a la conciencia del amor grupal, característica predominante del Ego. Un Maestro de Compasión ama, sufre y permanece con los de su clase y sus allegados. El Ego desarrolla gradualmente el Amor a la humanidad hasta llegar al amor universal, no expresa solamente amor a la humanidad sino también a todas las envolturas de vidas y a todas las formas de manifestación divina. La personalidad expresa el amor en los tres mundos, el Ego expresa el amor en el sistema solar y todo su contenido; mientras que el amor expresado por la Mónada demuestra en alguna medida el amor cósmico, abarcando mucho de lo que se halla fuera de todo el sistema solar.

El amor fue el motivo impulsor para la manifestación, y mantiene todo en secuencia ordenada; conduciéndolo hacia el sendero de retorno al seno del Padre y, oportunamente, perfecciona todo lo que existe.  

A medida que la evolución prosigue, se muestra como expansión gradual de la facultad de amar, pasando por las etapas del amor al compañero, amor familiar, a los allegados, hasta el amor por el propio medio ambiente; más tarde el patriotismo es reemplazado por el amor a la humanidad, a menudo la humanidad lo personifica en uno de los Grandes Seres.  



El hombre por medio del servicio aprende el poder del amor en su significado oculto. Da, y por lo tanto recibe; vive la vida de renunciación, y las riquezas del cielo afluyen a él; da lo que posee, y a su vez es colmado hasta la saciedad; nada pide para sí y es el hombre más rico de la tierra.  

Esta energía del amor está concentrada principalmente (para los fines de la actividad jerárquica) en el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Este grupo ha sido elegido por la Jerarquía como Su principal canal de expresión; está compuesto por todos los discípulos del mundo y los iniciados activos; extrae sus representantes de cada grupo de idealistas y servidores y de todo grupo de personas que expresan el pensamiento humano, especialmente en lo que respecta al mejoramiento y elevación humanos. A través de ellos puede expresarse la potencia de amor sabiduría. Con frecuencia dichas personas son incomprendidas, porque el amor que expresan difiere ampliamente del interés persona sentimental y afectivo, del trabajador común. Los miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo se ocupan principalmente de los intereses y del bien de todo el grupo al que están asociados, pero no de los mezquinos intereses del individuo  preocupado en sus pequeños problemas y asuntos. Esto expone al servidor a ser criticado por los individuos, y debe aprender a soportarlo y no prestarle atención. El amor grupal verdadero es de mayor importancia que las relaciones personales, por más que se satisfagan cuando surge la necesidad (obsérvese que digo necesidad). Los discípulos aprenden a captar la necesidad del amor grupal y a corregir su conducta de acuerdo al bien del grupo, pero no le es fácil al individuo interesado en sí mismo captar esta diferencia. Por medio de los discípulos que han aprendido a diferenciar entre los intereses mezquinos del individuo más su propio interés y las necesidades y urgencias del trabajo y amor grupales, la Jerarquía puede actuar y realizar los cambios mundiales necesarios, siendo principalmente cambios de conciencia.  

El amor, para mucha gente, en realidad para la mayoría, no es realmente amor sino una mezcla de deseo de amar y deseo de ser amado, más un deseo de realizar cualquier cosa para demostrar y evocar este sentimiento y, en consecuencia, sentirse más cómodo en su propia vida interna.

Este seudo amor, basado principalmente en la teoría del amor y el servicio, caracteriza a innumerables relaciones humanas, tales como las existentes entre marido y mujer o padres e hijos. Ilusionados por un sentimiento hacia ellos y conociendo muy poco el amor del alma, que es libre en sí mismo y deja libres también a otros, deambulan en una densa bruma, hundiendo a menudo con ellos a quienes desean servir, esperando recibir afecto recíproco. Reflexionan sobre la palabra "afecto" y obtendrán su verdadero significado. Afecto no es amor, sino ese deseo que expresamos mediante un esfuerzo del cuerpo astral, afectando esa actividad nuestros contactos; tampoco es el espontáneo altruismo del alma que no pide nada para el yo separado. Este espejismo del sentimiento aprisiona y confunde a toda la gente buena del mundo, imponiéndole obligaciones que no existen y produciendo un espejismo que debe ser disipado oportunamente mediante la difusión del amor verdadero y desinteresado.  

 Sólo un pensamiento le daré para que lo repita, siempre que se sienta desalentado, cansado o débil:

"En el centro de todo amor yo permanezco y nada puede llegarme aquí y desde ese centro me exteriorizaré para amar y servir".  

Que el amor sea la nota clave en todas las relaciones, porque el poder que salvará al mundo es la precipitación del amor.  

El amor no es un sentimiento ni una emoción, tampoco un deseo o móvil egoísta para actuar correctamente en la vida diaria. Amar es esgrimir la fuerza que guía los mundos y conduce a la integración, unidad e inclusividad, que impele a actuar a la Deidad misma. El amor es algo muy difícil de cultivar, debido al egoísmo inherente de la naturaleza humana, y difícil de aplicar en todas las condiciones de la vida, y su expresión exigirá al máximo lo que puedan dar y el abandono de toda actividad personal egoísta.  

Elimine cualquier pensamiento que no sea amoroso, deseche toda crítica y aprenda a amar a todos los seres, no teóricamente sino de hecho y en verdad.  

Les recordaré que en estos momentos de prueba yo, su Maestro, los amo y protejo, pues sus almas y la mía son una sola. No se preocupen indebidamente. Para el alma no hay luz ni oscuridad, sino sólo existencia y amor. Dependan de esto. No hay separación, sino únicamente identificación del corazón con total amor; cuanto más amor demuestren, más amor puede llegar a otros a través de ustedes. Las cadenas del amor unen el mundo de los hombres y el mundo de las formas, constituyendo la gran cadena de la Jerarquía. El esfuerzo espiritual que se les pide realizar es desarrollarse y llegar a ser un centro vibrante y poderoso de ese fundamental Amor universal.


Al AMOR, el origen y el fin de toda la creación, llegaremos y lo manifestaremos cuando alcancemos la perfección porque es un resultado de haber purificado y espiritualizado la materia de nuestra personalidad. El proceso es largo.y al mismo tiempo gratificante: despertar de la conciencia y desarrollarla a través de las distintas Iniciaciones, hasta llegar a la cuarta, en que habiendo pasado por todas las cualidades de los siete Rayos y habiéndolos situado en el centro, en el punto de equilibrio, en la perfección, los Siete Rayos, se sintetizan en el 2º de Amor/Sabiduría que contiene todos los Rayos. Es decir el 2º Rayo de Amor / Sabidurías se manifiesta cuando hemos adquirido la perfección. AMOR ES PERFECCIÓN.

viernes, 27 de septiembre de 2013

EL CONTROL DE LA PALABRA.- D.K. "EL TIBETANO"





CONTROL DE LA PALABRA
Textos del Maestro D.K. “El Tibetano”






Se ha dicho que “el principal agente por el cual gira fenoménicamente la rueda de la naturaleza, es el sonido”, porque el sonido o palabra original pone en vibración la materia de la cual están hechas todas las formas, e inicia esa actividad que caracteriza los átomos de la sustancia.

La literatura y las escrituras de todas las naciones antiguas y las grandes religiones, dan testimonio de la eficacia del sonido en la producción en todo lo que es tangible y visible. Los indúes dicen en forma muy hermosa que “el Gran Cantor construyó los mundos, y el Universo es Su canción”. Esta es otra forma de expresar la misma idea. Si esto es comprendido y se entiende parcialmente la ciencia de este concepto, la significación de nuestras propias palabras y la emisión del sonido al hablar, constituirá casi un acontecimiento de suprema importancia.


El sonido o lenguaje y el empleo de las palabras, han sido considerados por los filósofos antiguos --y en forma acrecentada por los pensadores modernos—como los agentes más elevados que el hombre ha utilizado para moldearse a sí mismo y a su medio ambiente. El pensamiento, el lenguaje y la actividad resultante en el plano físico, forman la triplicidad que hacen del hombre lo que es y lo sitúan donde está.

El propósito del lenguaje es revestir el pensamiento y ponerlo a disposición de los demás. Cuando hablamos, evocamos un pensamiento y le damos vida, haciendo audible lo que está oculto dentro de nosotros. El lenguaje revela, y el correcto lenguaje puede crear una forma que encierre un propósito benéfico, así como el lenguaje incorrecto puede crear una forma que tenga un objetivo maligno. Sin darnos cuenta, hablamos incesante e irresponsablemente día tras día; empleamos palabras; multiplicamos sonidos, y nos rodea­mos de mundos de formas creadas por nosotros mismos. Por lo tanto es esencial pensar antes de hablar y recordar el precepto, “Antes de hablar, se debe adquirir conocimiento”. Después de pensar, seleccionemos esas correc­tas palabras que expresen el correcto pensamiento, tratando de pronunciarlas correctamente, dando el valor exacto y la verdadera cualidad de tono a cada palabra emitida.

Entonces, mediante la palabra hablada, crearemos una forma mental que corporificará la idea que tenemos en la mente. Así nuestras palabras no llevarán la discordia, sino que agregarán su parte a ese gran acorde armoni­zador o palabra unificadora, cuya pronunciación es finalmente función del género humano. El lenguaje incorrecto separa, y es interesante tener presente que la palabra, el símbolo de la unidad, es divina, mientras que el lenguaje, en sus numerosas diversificaciones, es humano.

A medida que prosigue la evolución y la familia humana se eleva a su verdadera posición, en el gran plan del universo, será cultivado cada vez más el lenguaje exacto y correcto, porque pensaremos antes de hablar o, como ha dicho un gran instructor, “por la meditación rectificaremos los errores del lenguaje incorrecto”, siendo más evidente la significación de las palabras-for­mas, de los verdaderos y correctos sonidos y de la cualidad vocal.  

Uno de los más grandes instrumentos para el desarrollo práctico, y que está al alcance de todos, es la PALABRA. Quien cuida sus palabras y sólo habla con fines altruistas, con el objeto de difundir la energía del amor por medio del lenguaje, domina rápidamente los pasos iniciales y se prepara para la iniciación. La palabra es la manifestación más esotérica que existe, el medio de la creación y el vehículo para la fuerza. En la parquedad de las palabras, entendiéndolo esotéricamente, está la conservación de la fuerza. En la utili­zación de las palabras, bien elegidas y habladas, radica la distribución de la fuerza del amor del sistema solar, esa fuerza que conserva, fortalece y estimula. Sólo a quien conozca parcialmente estos dos aspectos de la palabra, se le podrá confiar su permanencia ante el Iniciador, y extraerá de esa presencia ciertos sonidos y secretos, que le son impartidos bajo la promesa de guardar silencio.

El discípulo debe aprender a permanecer silencioso ante el mal, a callar ante los sufrimientos del mundo, sin perder tiempo en quejas inútiles y en demostraciones de dolor, sino tratar de aligerar la carga del mundo, y trabajar sin perder energías en palabras. Sin embargo, debe hablar cuando es necesa­rio el estímulo; emplear la palabra con fines constructivos; expresar la fuerza del amor del mundo, a medida que fluye a través de él, a fin de aliviar o aligerar la carga, recordando que, a medida que la raza progresa, el elemento de amor y su expresión entre los sexos, se trasladarán a un plano superior. Entonces, por medio de la palabra hablada, no por la expresión en el plano físico, como sucede hoy, se llegará a comprender el verdadero amor que une a quienes son uno solo en el servicio y en la aspiración. Entonces el amor entre los individuos de la familia humana utilizará la palabra para la creación en todos los planos, y la energía que ahora se manifiesta en la mayoría, a través de los centros inferiores o genitales, se trasladará al centro laríngeo. Este es todavía un lejano ideal, pero algunos ya pueden vislumbrarlo y procuran, mediante el servicio mancomunado, la cooperación amorosa, la unicidad en aspiración, el pensamiento y el esfuerzo, dar forma y configuración y este ideal, aunque inadecuadamente.  

Que el estudiante se pregunte a sí mismo, si la posición que mantuvo mentalmente y las palabras que pronunció en algún momento especial, fueron impulsadas por el deseo de imponer su voluntad sobre los oyentes. Esta imposición de su voluntad podría ser correcta o incorrecta. Si fue correcta, significa que habló bajo el impulso de su voluntad espiritual, que sus palabras estarían de acuerdo con el propósito e intención de su alma y regidas por el amor y, por lo tanto, deberían ser constructivas, provechosas y paliativas. Entonces su actitud sería de desapego y sin ningún deseo de aprisionar la mente de su hermano. Pero si sus palabras fueron inducidas por propia voluntad y por el deseo de imponer sus ideas sobre otras personas y destacarse ante su presencia y obligarlas a estar de acuerdo con sus conclusiones, su método será entonces destructivo, dominador, agresivo, violento, descortés, torpe e irritable, según sus tendencias e inclinaciones personales.  

Hablando simbólicamente, y sin extenderme sobre las significaciones, podría decirse que un ashrama tiene tres círculos (no me refiero aquí a los grados o rangos):

I.          El circulo de los que no guardan silencio y se hallan cerca de la puerta externa. Sus voces no deben penetrar demasiado para no perturbar el ashrama.

II.         El círculo de aquellos que conocen la ley del silencio, considerándola muy rígida. Están en la puerta central y no pronuncian palabra. Desconocen aún el silencio del ashrama.

III.        El círculo de quienes viven en el silencioso lugar secreto. No emplean palabras, pero emiten sonidos, y cuando hablan - pues lo hacen - los hombres escuchan.

Esta triple presentación del poder equilibrador del habla y del silencio, son los efectos comprendidos en la obediencia oculta - que en sí es la respuesta voluntaria al poder de la vida ashrámica, a la mente y al amor del Maestro del ashrama...

...así sabrá cuándo hablar y cuándo guardar silencio, recordando que al eliminar la posesividad y toda referencia de sí mismo reducirá la conversación a sus esenciales puntos espirituales.  

Que cada uno obtenga el control de la palabra, que ha sido a menudo su meta, pero raras veces lo lograron, y recuerden que el factor más poderoso para controlar la palabra es un corazón amoroso. La charla desordenada y desbocada, una conversación plena de odio, una insinuación cruel, una sospecha, la atribución de móviles erróneos y malintencionados a personas y pueblos y la diversidad de actitudes que separaron a las numerosas naciones del mundo, abundan en la actualidad y llevaron a la actual situación angus­tiosa. Es muy fácil adoptar las mismas costumbres de hablar y pensar que prevalecen a nuestro alrededor y participar de las habladurías y demostra­ciones de odio. Cuídense esforzadamente de esto y no digan nada que pueda encender el odio y la suspicacia respecto a cualquier raza, persona, grupo o líder de grupos y naciones. Deberán precaverse cuidadosamente para, aun en defensa de lo que personal o nacionalmente puedan aprobar, no dejarse llevar por el odio y quebrantar la ley del amor - única ley que puede salvar verdaderamente al mundo. Quizás la clave para el éxito en esta línea sea el silencio de un corazón amoroso.

jueves, 26 de septiembre de 2013

LA TÉCNICA DE LA FUSIÓN





LA TÉCNICA DE LA FUSIÓN
Textos deol Maestro D.K. “El Tibetano”


Nos ocuparemos del control que, constante e incesantemente, ejerce el alma sobre la personalidad. Por lo tanto trataremos de esa etapa de la iniciación que pone fin al sendero de desarrollo de la humanidad, iniciando un ciclo de exis­tencia del cual nada sabemos ni podemos saber, excepto que el Maestro liberado comienza a actuar en forma dual: como miembro de la Jerarquía, que colabora con el Plan y se ocupa de la salva­ción de la humanidad y luego como discípulo de Sanat Kumara. La tarea de Sanat Kumara, respecto a los Maestros, consiste en prepararlos para hollar el Camino de la Evolución superior. Cuan­do llega a ser posible, entonces la "atención" (empleo esta palabra inadecuada a falta de otra mejor) se traslada espiritualmente del alma y del Ángel de la Presencia, a la misteriosa Presencia mis­ma; hasta ahora esto sólo ha sido presentido y confusamente visua­lizado. El Maestro ‑liberado de los tres y de los cinco mundos de la evolución humana y de la así denominada evolución super­humana‑ posee los dones de la omnipresencia y de la omniciencia. Es consciente de la unidad subyacente, realizada por la naturaleza real de la Vida Una y del Ser que compenetra toda la manifesta­ción; ha dominado también todas las técnicas, modos y métodos de actividad posibles, de control y de fusión. Pero, habiendo desarro­llado esas capacidades, comienza a darse cuenta débilmente de lo que condiciona al Ser Uno, sintiendo energías y contactos que son extraplanetarios y de los cuales ha sido totalmente inconsciente. El conocimiento le llega después de la quinta iniciación.

Tiene ante sí la obtención de una serie de percepciones más elevadas y, a fin de recoger la recompensa de esos posibles contac­tos, ha de dominar técnicas y métodos de desarrollo que lo harán omnipotente y, por lo tanto, expresará el más elevado de los tres aspectos divinos. Este desarrollo pondrá a su alcance poderes y experiencias que sólo pueden ser manipulados y comprendidos por la actividad científica de la VOLUNTAD, y ello debe ser desarro­llado desde un punto de tensión, enfocado en la "Mónada", en lo  que pueda significar esta palabra. ¿Saben lo que esto significa? Estoy seguro que no. Únicamente los Maestros de Sabiduría tienen alguna comprensión de los desarrollos finales y sólo en el sentido de una aspiración plenamente volitiva ‑un aspecto de la aspira­ción, caracterizado por la voluntad consciente, así como la aspi­ración del discípulo está caracterizada por el deseo sublimado. Sin embargo esto se halla más allá de la comprensión del discípulo común; su único valor consiste en describir la infinita oportunidad que se presenta en cada etapa y punto de crisis en el interminable Camino.


Ahora nos ocuparemos del gran punto de crisis, con el cual se enfrenta el discípulo, cuando trata de resolver el último par de opuestos, previamente a ciertas iniciaciones mayores; significa en­frentar la personalidad con el Ángel de la PRESENCIA. No es necesario que defina los dos aspectos de la naturaleza del discí­pulo, porque esencialmente es eso. Ya se ha dicho, y también lo saben, que el Morador en el Umbral es la personalidad totalmente desarrollada ‑la suma total de todo el pasado y la conjunta pre­sentación de todos los problemas no resueltos en el plano físico, todos los deseos reprimidos, todas las características y cualidades latentes, todos los aspectos del pensamiento y de la propia volun­tad, todos los poderes inferiores y antiguos hábitos (tanto malos como buenos), de cualquiera de los tres cuerpos. Éstos son traídos en su totalidad a la superficie de la conciencia para que sean tra­tados allí de tal modo, que rompan el control que ejercen. Entonces el discípulo se libera para recibir las iniciaciones finales. Este pro­ceso no es consumado en un determinado enfrentamiento de las dos fuerzas antagónicas, sino como un triple proceso que abarca cada uno de los períodos que preceden a las tres primeras inicia­ciones o (desde el ángulo de la Jerarquía) antes de las dos ini­ciaciones en el umbral y de la primera iniciación mayor, la Transfiguración.

Durante muchas vidas el discípulo ha morado en el umbral, siendo él mismo el Morador. Detrás del portal que se abre lenta­mente percibe la vida, la corporificación espiritual y la realidad del Ángel. Entre él y esa puerta hay una tierra ardiente, enfrenta a ésta, y sabe que ha de cruzarla si quiere pasar por la puerta. Allí sabrá si su voluntad será suficientemente fuerte para someter su yo personal a los fuegos de la purificación final. El yo personal está ya muy desarrollado; es un instrumento útil que el alma puede emplear, un agente bien entrenado para prestar servicio, siendo esencialmente un equipo adecuado y útil. Sin embargo, tie­ne sus debilidades, que en cualquier momento pueden convertirse en puntos de crisis; también tiene sus puntos débiles que pueden ser trasmutados con relativa facilidad en puntos de tensión, y es totalmente un instrumento con el cual se puede contar y prestar un buen servicio. ¿Puede y debe ser él sacrificado para que, hablando esotéricamente, su vida se pierda y se lo reemplace por la consa­gración y la devoción? A todos los discípulos les resulta difícil resolver, comprender y llevar a la práctica este problema. Única­mente atravesando la tierra ardiente tres veces consecutivas, se destruyen todos los obstáculos que impiden el empleo libre de la voluntad. La relación existente entre el Angel y el Morador debe ser llevada a una plena expresión por medio de la voluntad. Me refiero a la voluntad espiritual y a sus tres aspectos, que deben ser puestos en actividad antes de que la voluntad divina comience a ejercer control. El discípulo une los dos aspectos de su natura­leza con plena conciencia y con clara intención por medio de un acto volitivo planeado; dicho acto produce un punto de tensión en el "centro de la tierra ardiente, en el cual ambos pueden unirse", tal como lo establecen los antiguos

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA TÉCNICA DE LA DIVINA INDIFERENCIA (Textos del Maestro D.K. “El Tibetano”)





LA TÉCNICA DE LA DIVINA INDIFERENCIA
Textos del Maestro D.K. “El Tibetano”



Entre los estudiantes existe la tendencia, cuan­do piensan en los centros, a identificarlos con el cuerpo físico y no con el cuerpo etérico. Esto se refiere más bien a la ubicación, en la mayoría de los casos, lo cual es un error. Los aspirantes de­bieran evitar toda concentración sobre el cuerpo físico y aprender gradualmente,a ubicar su foco de atención en el cuerpo etérico. El cuerpo físico es activo y poderoso, y debería ser considerado cada vez más como un autómata, influido y dirigido por:

1.     El cuerpo vital y las fuerzas de maya, o por la inspiración que emana desde puntos    de tensión espiritual.

2.     El vehículo astral y las fuerzas del espejismo, o por el amo consciente y sensible que emana desde el alma.

3.     La mente y las fuerzas de la ilusión en los tres mundos,  o por la iluminación que viene de fuentes superiores a la vida.

4.     El alma, como vehículo de la impresión monádica, hasta el momento en que ha sido construido el antakarana, ese puen­te construido con materia mental, que oportunamente unirá a la Mónada y a la personalidad.

Uno de los problemas que han de resolver los discípulos es cono­cer la fuente del incentivo o impulso, de la impresión o inspira­ción que —vía el cuerpo etérico— impulsan al cuerpo físico a la actividad en el plano físico, demostrando así la cualidad, el pro­pósito y el punto de tensión del hombre encarnado, y manifes­tando la naturaleza del hombre tal como es, en un punto dado de la escala evolutiva. De acuerdo a las tensiones y a los impulsos indicados, así será la actividad de los centros. Por lo tanto, podrán ver que gran parte de mi enseñanza invierte los usuales procedi­mientos ocultistas. No enseño la manera de despertar los centros, porque el correcto impulso, la firme reacción a los impulsos superiores  y el reconocimiento práctico de las fuentes de inspiración, impulsarán a los centros, automáticamente y sin peligro, a la actividad necesaria y apropiada. Éste es un sensato método de desarrollo y, aunque lento, no conduce a un desarrollo prematuro y produce un desenvolvimiento íntegro; permite al aspirante con­vertirse verdaderamente en el Observador, y saber con seguridad lo que está haciendo; conduce a cada centro a un punto de res­puesta espiritual y luego establece el ritmo ordenado y cíclico de una naturaleza inferior controlada. Es verdad y posible que los ejercicios de respiración puedan tener lugar oportunamente en el entrenamiento del discípulo, pero serán autoiniciados como resul­tado de una vida rítmica y del constante y correcto empleo de la Palabra Sagrada OM. Cuando un discípulo en meditación emite el OM siete veces por ejemplo, equivale a un ejercicio de respi­ración; cuando puede enviar la energía generada, a uno u otro de los centros, en alas del pensamiento consciente y planeado, está pro­duciendo cambios y reajustes dentro del mecanismo que manipula fuerza, y cuando esto puede realizarse con facilidad y con la mente mantenida en un punto de "tensión totalmente mental” el discí­pulo se halla bien encaminado para desplazar todo su foco de aten­ción del mundo de la ilusión, del espejismo y de maya hacia el reino del alma, en el mundo de la "luz clara y fría" y en el reino de Dios.

Cuando también agrega a esto la comprensión y la práctica de la Técnica de la Indiferencia, está libre y liberado, y en todo momento es esencialmente el Observador y el Empleador del meca­nismo de manifestación.

¿Qué significa esta técnica? ¿Qué es indiferencia? Me pregunto si comprenden el significado de la palabra “indiferencia". En reali­dad significa adoptar una actitud neutral hacia aquello que se considera el no yo; involucra el rechazo de lo similar; indica el reconocimiento de una diferenciación básica; significa la negativa a identificarse con lo que no sea una realidad espiritual, hasta donde se percibe y conoce, en un punto dado en tiempo y espacio. Por lo tanto, es algo mucho más fuerte y vital que lo que común­mente significa esta palabra. Constituye un rechazo activo, sin concentrarse en aquello que es rechazado. Ésta es una afirmación importante y merece una cuidadosa consideración. Concierne al punto de tensión desde el cual trabaja el discípulo o aspirante observador. El punto de tensión se convierte en la fuente de donde emana cierto tipo de energía que afluye al cuerpo etérico y lo atraviesa, sin ser afectado por maya o por la concentración de diversas fuerzas, de las cuales el cuerpo etérico está compuesto. Indiferencia, técnicamente comprendida, significa un descenso directo de un punto a otro, sin desviación ni distorsión. La entidad manifestante, el discípulo, permanece sólida y firme en este punto de tensión y lo primero que hace es asegurarse dónde se halla, en qué plano se encuentra y cuál es la fuerza de tensión de la que ha de depender. Lo siguiente consiste en descubrir si lo que trata de impartir al cuerpo físico, para producir efectos en el mundo externo del experimento y la experiencia, está distorsionado por cualquier tipo de ilusión, detenida su expresión por el espejismo o propenso a ser desviado por las fuerzas incontroladas y el maya, que ellas producen. Esto no lo comprueba identificándose, en cada etapa descendente, con los obstáculos y posibles obstrucciones, sino intensificando su punto de tensión, recordando constantemente la verdad, por un proceso de proyección, de que él es el Yo y no el no‑yo; esta proyección consiste en el envío de energía, cualificada y reconocida; desde el punto de tensión directamente y sin des­viarse, hacia el cuerpo vital, desde donde puede hallar su camino a los siete centros de control.
     
      Aquí aplica la técnica de la indiferencia, y si no lo hace, lo que trata de expresar puede ser detenido y demorado por la fuerza etérica o por los velos de maya. Trabaja, por consiguiente, desde un punto de intensa concentración; rehusa "apegarse" a cualquier forma o plano, cuando proyecta la energía en y a través de los tres mundos. Cuando descubre que el progreso ha sido detenido y de­morado por la ilusión activa o el espejismo, se "desapega" cons­cientemente de tales contactos y se prepara para la etapa final de indiferencia y de rechazo de todas las fuerzas, excepto aquéllas que él ‑conscientemente y con determinado propósito‑ trata de emplear en el plano físico.

En último análisis, el punto de tensión para el discípulo medio se halla en niveles mentales, implicando la mente iluminada y un creciente contacto con el alma, siendo entonces capaz de:

a.    "Ver" con claridad por medio de la luz del alma, demostran­do un desarrollado sentido de los valores, pudiendo así disipar la ilusión.

b.    Proyectar luz conscientemente sobre el plano astral, disi­pando así el espejismo.

c.     Derramar la energía de la luz a través del cuerpo etérico y arraigar la luz o energía en los centros adecuados, porque habrá total indiferencia y no se identificará con maya.

En lo que respecta al iniciado, el proceso se lleva a cabo primero desde un punto de tensión dentro del alma, y luego desde un punto de tensión en la Tríada espiritual. Sin embargo, en todos los casos, una vez dentro del "círculo infranqueable" de los tres mun­dos, la energía rectora produce los resultados descritos:

1.     La dispersión de la ilusión.

2.     La disipasión del espejismo.

3.     La conquista de maya.

Cuando el aspirante lee estas simples aclaraciones de un proceso difícil, parece algo sencillo y fácil de lograr, pero ello en sí es una ilusión. No se supera tan fácilmente una milenaria identificación con el aspecto forma de la vida; la tarea que tiene ante sí el discí­pulo es extensa y ardua, pero promete un éxito eventual, siempre que piense con claridad, tenga un serio propósito y realice un tra­bajo científico planeado.

domingo, 22 de septiembre de 2013

OBEDIENCIA ESOTÉRICA




OBEDIENCIA ESOTÉRICA
Textos del Maestro D.K. “El Tibetano”

¿Cuál es esa obediencia esotérica de que tanto oímos hablar? No es lo que muchos grupos esotéricos creen. Tampoco es el control ejercido por una organización externa, dedicada al seudo trabajo esotérico. No son las condiciones impuestas por un ins­tructor de determinada categoría, ni consiste en cambiar el con­junto de ideas que nos aprisionan, por otro de mayor importan­cia o alcance. Una prisión, ya sea una pequeña celda o una isla solitaria de vasta extensión, de la cual es imposible escapar, cons­tituyen siempre una prisión.

La autoridad a la cual respondemos los Instructores del as­pecto interno, es de naturaleza dual, y ustedes (como unidades de un grupo) recién empiezan a responder. ¿A qué responden?

1.    Al lento surgimiento de la comprensión de la "luz que está más allá", empleando esta frase como símbolo. Esta luz de distinto atractivo para cada individuo. Sin embargo es UNA LUZ. Pero su reconocimiento revela nuevas leyes y responsabilidades, nuevos deberes y obligaciones y nue­vas relaciones con otros, los cuales constituyen la autoridad a la que nadie puede escapar aunque pueden desobedecerla, en tiempo y espacio, durante un período temporario.

2.    A la autoridad de las Reglas del Camino impuesta cuando se pasa del Sendero de Probación al Sendero del Discipulado. Sin embargo es UN CAMINO. En este "estrecho sendero del filo de la navaja", se aprende a caminar con disciplina, discreción y  carencia de deseos, experimentados al unísono con los condiscípulos.

Breve y sucintamente, ¿cuáles son las Reglas del Camino? Per­mítanme proporcionarles las seis reglas más simples, pidién­doles recordar que no son impuestas autoritariamente por una arbitraria Junta de Directores, corno lo sería un instructor o los instructores de grupos (de los cuales, lógicamente, yo podría ser uno), sino que es el resultado de las condiciones que imperan en el Sendero; llevan en sí la garantía de la propia alma del hombre y son el resultado de la experiencia de millones de viajeros que recorren ese sendero. Les daré las seis reglas (tal como las he dado a otros aspirantes)* en su forma antigua y simbólica y las traduciré, lo mejor que pueda, de los antiguos registros que exis­ten en el Aula de la Sabiduría y están a disposición de los discí­pulos dedicados, como ustedes.


(Reglas del Camino)

1.El Camino se recorre a la plena luz del día, la cual es pro­yectada sobre el Sendero por Aquellos que saben y guían. Nada puede ocultarse, y en cada vuelta de ese camino el hombre debe enfrentarse a sí mismo.

2.En el Camino lo oculto es revelado. Cada uno ve y conoce la villanía del otro. No encuentro otra palabra para traducir la antigua palabra que designa la estupidez y la vileza no reveladas, la burda ignorancia y el propio interés, caracte­rísticas sobresalientes del aspirante común. Sin embargo a pesar de esa gran revelación, no es posible volver atrás, des­preciar a  los demás ni vacilar en el Camino. El Camino va hacia el día.

3.Ese Camino no se recorre solo. No hay prisa ni apremio. No hay tiempo que perder. Cada peregrino, sabiéndolo, apre­sura sus pasos y se encuentra rodeado por sus semejantes. Algunos logran pasar adelante, él los sigue. Otros caminan detrás, él marca el paso. No camina solo.

4.Tres cosas debe evitar el peregrino. Llevar un capuchón o velo, que oculte su rostro a los demás, un cántaro que sólo contenga suficiente agua para sus propias necesidades y un báculo sin horqueta.

5.Cada Peregrino en el Camino, debe llevar consigo lo nece­sario; un brasero para dar calor a sus semejantes; una lámpa­ra para iluminar su corazón y mostrar a sus semejantes la na­turaleza de su vida oculta; una talega con oro que no ha de esparcir por el Camino sino compartirlo con los demás; una  vasija cerrada donde guarda todas sus aspiraciones para arrojarlas a los pies de Aquel que espera en el portal para darle la bienvenida.

6.A medida que el Peregrino recorre el Camino debe tener el oído atento, la mano dadivosa, la lengua silenciosa. el corazón casto, la voz áurea, el pie ligero y el ojo, que ve en la luz, abierto. Él sabe que no camina solo.

La Ilusión del Poder es quizás una de las primeras y más serias pruebas que se le presenta al aspirante y también uno de los mejo­res ejemplos de este "gran error"; por lo tanto, les pido que lo con­sideren como algo contra lo cual deben precaverse cuidadosamente.

La palabra ilusión es utilizada frecuentemente con ligereza para significar falta de conocimiento, opiniones variables, espejismos, in­comprensión, confusión síquica, predominio de los poderes síquicos inferiores y muchas otras formas de ilusión mundana. Pero ha llegado el momento en que debe ser empleada con un desarrollado sentido de discriminación por el discípulo; él debe conocer y comprender con claridad la naturaleza de ese miasma fenoménico en el cual actúa la humanidad. A los efectos de la claridad y con el fin de distinguir más definida y efectivamente los tipos de ilu­sión en que se mueve el alma, y de los cuales tiene que liberarse, será necesario que dividamos la Gran Ilusión (con sus di­versos aspectos) en sus partes componentes, en tiempo y espa­cio; esto intenté hacerlo parcialmente cuando definí las palabras  Maya, Espejismo, Ilusión y el Morador en el Umbral. Les pido que mantengan con claridad en sus mentes estas diferencias, y que estudien con cuidado la clasificación dada con anterioridad.

La mente del hombre (que está len­tamente llegando a ser el centro de su conciencia y la mayor realidad de su existencia) se hace consciente de este nuevo e inexplorado mundo de ideas, se apodera de alguna idea o con­junto de ideas y trata de apropiarse de ellas. Al principio, en la mayoría de las personas y especialmente en el tipo místico común, la comprensión de las ideas es vaga y nebulosa y, frecuentemente, llega a ellas mediante la comprensión de otro. La iluminación, pro­ducida por el débil contacto con el alma, es considerada por el inexperto neófito como una maravilla suprema y de vital im­portancia. Las ideas con que ha hecho contacto le parecen porten­tosas, excepcionalmente insólitas y vitalmente necesarias para la humanidad.

La idea que ha surgido en su conciencia, por el parcial despertar de su intuición, será distorsionada de dis­tintas maneras al descender a la conciencia cerebral. Su contri­bución, para materializar la idea y trasformarla en un programa práctico y activo, es todavía completamente inadecuada. El equipo aún es deficiente e inexacto. La manera en que se produce esta distorsión y el descenso de la idea puede describirse como: El paso de una idea del plano de la intuición al cerebro.

Aporto esta entrevista porque nos puede ayudar a pensar (sin entrar en la crítica) que no podemos ni debemos, hacernos dependientes de ninguna personalidad, por elevada que nos parezca. Lo más importante es LA VERDAD , y la verdad por sí misma tiene lógica y tiene sabiduría; y desde luego no tiene por qué satisfacer a la personalidad (físico, emocional y mental); tenemos que trascender todo eso, pero no por un simple deseo que sería imposible, sino por nuestro amor e intención de llegar a LA VERDAD, traducido diariamente en: “Estudio, Meditación y Servicio”.

sábado, 21 de septiembre de 2013

CREACIÓN Y DISIPACIÓN DEL ESPEJISMO




CREACIÓN Y DISIPACIÓN DEL ESPEJISMO
Recopilación de textos del Maestro D.K. “El Tibetano”


Al resumir alguna información que he dado respecto a los cuatro aspectos del espejismo, quisiera que estudien cuidadosa­mente la siguiente clasificación:

1       Un sentido incipiente de Maya apareció en la época lemu­riana, pero no existían el verdadero espejismo ni la ilu­sión.

2       El Espejismo apareció en los primeros días Atlantes.

3       La Ilusión apareció entre los seres humanos más avanza­dos, en posteriores días Atlantes, y será el factor que con­trolará a nuestra raza Aria. 

4      El Morador en el Umbral llegará a su pleno poder al final de esta raza, la Aria, y en las vidas de todos los iniciados, antes de pasar la tercera iniciación.

5      Los reinos subhumanos de la naturaleza están libres de la ilusión y del espejismo, pero se hallan sumergidos en el maya mundial.

6      El Buda y Sus 900 arhats asestaron el primer golpe al es­pejismo mundial cuando Él promulgó las Cuatro Nobles Verdades. El Cristo asestó el segundo golpe al enseñar la na­turaleza de la responsabilidad individual y la hermandad. El próximo golpe será asestado por el Nuevo Grupo de Ser­vidores del Mundo, dirigido por el Cristo y Sus discípulos, simbólicamente descritos: "El Cristo y sus 9.000 iniciados".

Las cuatro notas clave para la solución del espejismo son: Intuición... Iluminación... Inspiración... El Ángel de la Presencia. 

Llamaré la atención sobre el hecho de que todo el problema con­cierne al uso o abuso de la fuerza o energía, y que muchos con­ceptos se aclararán en sus mentes si comprenden tres cosas:

1.    Que el hombre común, en su vida diaria, y el aspirante en el Sendero de Probación o Purificación, trabajan con las fuerzas de la vida en los tres planos del esfuerzo humano, más el principio de vida mismo.

2.    Que el discípulo comienza a discriminar entro fuerzas y energías. En el Sendero del Discipulado empieza a trabajar con la energía del alma, la cual oportunamente domina las fuerzas.

3.    Que el iniciado trabaja en el Sendero de Iniciación aplican­do la energía y aprende a distinguir entre la energía de la vida, las energías del alma y las fuerzas del mundo feno­ménico.

Quisiera recalcar otro punto, y es que la naturaleza de esas fuerzas y energías y su empleo y control, deben ser comprendidos y desarrollados con toda paciencia, en el plano físico. La teoría se ha de convertir en una realidad, y la lucha que tiene lugar en los niveles sutiles de los planos astral y menta! debe librarse en la conciencia cerebral. Es allí donde se aplica la teoría. A medi­da que estas realizaciones y actividades internas se convierten en parte práctica de la vida del discípulo y su conciencia incipiente percibe con toda claridad sus consecuencias, con el tiempo llegan a formar parte de su equipo de cualidades. En realidad, integra y sintetiza experiencias en los tres mundos y se convierte en un  Maestro por medio de la maestría consciente. Capta el hecho de que todo lo que aparece y sucede se debe a la circulación y a la mutación constante de fuerza. Descubre cómo estas fuerzas inter­actúan en su propia experiencia  y naturaleza, comprendiendo entonces el hecho fundamental de que sólo esas fuerzas, que él mismo puede usar y dominar en su propia vida como individuo, pueden ser empleadas por él en la actividad grupal, y para disi­par el espejismo mundial. Como ilustración podría decirse que:

1.    Por el alineamiento y consiguiente contacto se evoca, des­pierta y emplea la intuición, siendo el gran agente disipador que desciende desde el plano de la intuición (el plano bú­dico), por medio del alma y del cerebro, al corazón del dis­cípulo.

2.    Por el alineamiento y el consiguiente contacto, se evoca, despierta y emplea la energía del alma, siendo el gran agente disipador que desciende desde los niveles del alma (los niveles superiores del plano mental), por medio de la mente, al cerebro del discípulo, iluminando el plano astral.

3.    Estos dos tipos de energía espiritual actúan distintamente sobre las fuerzas de la personalidad, y la conciencia cerebral del discípulo debe comprender sus propósitos y actividades, a medida que trabaja en el plano físico.

4.    Sólo entonces la luz de la intuición y la luz del alma pueden volver al plano astral mediante el esfuerzo consciente y la inteligente y dinámica voluntad del discípulo servidor.

Reflexionen sobre estos puntos porque trazan el camino a seguir y el servicio a prestar.

Ante todo, estas instrucciones deben tener un valor práctico definido y darle al estudiante la sensación de que comprende me­jor el mundo sutil de las corrientes de fuerzas mentales en que habita y los medios que debe emplear además de la técnica a seguir, si es que va a allanar su camino desde la oscuridad y confusión para seguir adelante hacia la luz y la armonía. Nuestro estudio también ha de ser comparativo, debiendo el lector tener en cuenta que no se hallará capacitado para distinguir la verdad o aislar ese aspecto de la enseñanza que es para él de suprema im­portancia, hasta no aplicar lo que es útil y estar debidamente seguro de si es víctima de la ilusión o del espejismo. En último análisis, debe saber en qué punto se encuentra antes de dar el próximo y necesario paso adelante. El discípulo es la víctima, y esperemos que también sea el disipador del espejismo y de la ilu­sión, de allí la complejidad de su problema y la sutileza de sus di­ficultades. A la vez debe tener en cuenta (para su fortalecimiento y estímulo) que cada parte del espejismo disipado y cada ilusión reconocida y superada allana el camino a los que le siguen, sim­plificando así el camino a sus condiscípulos. Por excelencia, es el gran Servicio a prestar, y sobre este aspecto les llamo la atención. Por eso trato en estas instrucciones de esclarecer la cuestión.

Uno de los problemas que enfrenta el aspirante es reconocer el espejismo y ser consciente de los espejismos que acechan su camino y de las  ilusiones que erigen un muro entre él y la luz. Ya es bas­tante poder reconocer que el espejismo y la ilusión existen. La mayoría no son conscientes de su existencia. Muchas personas buenas no los ven, divinizan sus espejismos y consideran sus ilusiones como posesiones muy apreciadas y arduamente conquis­tadas.

Sin embargo, el reconocimiento lleva en sí sus propios proble­mas, debido a la incapacidad del discípulo común para liberarse de la facultad de crear espejismos, desarrollada en el pasado, encon­trando demasiado difícil mantener una adecuada proporción y un sentido exacto de los valores, respecto a las verdades del plano mental. El discípulo puede adquirir arduamente la verdad y cap­tar un principio de la realidad y luego circundarlos con las fá­ciles ilusiones de la mente, la cual recién ha comenzado a descu­brirse a sí misma. Los espejismos de naturaleza emocional pueden surgir y agruparse alrededor del ideal, puesto que todavía no está esclarecido y predispuesto a atraer hacia sí aquello que –emocio­nal y sensiblemente— cree ser y poseer.

Ilustraré este punto desde dos ángulos, los cuales se hallan den­tro del ámbito del discipulado o se enfrentan en el Sendero de Probación. Los denominaré la “ilusión del poder" y el "espejismo de la autoridad". Estas palabras demostrarán que uno será en­frentado en el plano astral y el otro en el mental.

El Espejismo de la Autoridad es colectivo en la mayoría de los casos. Tiene sus raíces en la psicología colectiva e indica que la hu­manidad todavía está en la etapa de la infancia, donde el hombre  es protegido de sí mismo por la imposición de algunas reglas, con­junto de leyes, edictos autoritarios emanados del control guber­namental, régimen oligárquico o la dictadura de un individuo. Es­to obliga al género humano, hasta donde es posible juzgarlo, a obe­decer fórmulas fijas y estandariza las actividades del hombre re­gimentando su vida y trabajo.  

Cuando el espejismo de la autoridad se transfiere a la concien­cia espiritual del hombre, tenemos un estado de cosas como el período de la inquisición en sus peores aspectos, la autoridad ecle­siástica con su énfasis puesto sobre la organización, gobierno y castigos o la indiscutible férula de algún maestro. Pero, al igual que a toda persona que no ha recibido alguna de las iniciaciones superiores, puede, con el tiempo, llegar a enamorarse de su libertad y entonces automática­mente penetrar en el espejismo de su ideal de libertad –ideal que él ha creado—, llegando así a convertirse en prisionero de la libertad. Rechaza toda autoridad, excepto la que él llama "autoridad de su propia alma", olvidando que el contacto con su alma es todavía intermitente. Reclama el derecho de valerse por sí mismo. Goza de la nueva libertad que ha hallado. Olvida que habiendo desistido de la autoridad de una enseñanza y de un maestro, tiene que apren­der a aceptar la autoridad del alma y del grupo de almas con el cual está afiliado por su karma, su tipo de rayo, su elección y por la inevitabilidad de los efectos de la unificación. Quienes nos ocupamos de él y lo observamos desde las claras cumbres de la realización, vemos cómo gradualmente es envuelto por las volutas de niebla y espejismo que paulatinamente surgen a su alrededor mientras se convierte en un "prisionero de la bru­ma de la libertad", regocijándose en lo que estima la realidad de su independencia. Cuando su visión se haya esclarecido y su as­pecto mental esté más desarrollado y evolucionado, sabrá que la Ley que rige al grupo tiene que imponerse, y se impondrá sobre él, y que el control de la naturaleza inferior sólo puede ser reem­plazado por el control del alma, control grupal que opera bajo la Ley que rige al grupo. Ha luchado para salir del conjunto de los que buscan el Camino, hasta llegar al Camino mismo. Por lo tanto ha avanzado más que las masas, pero no está solo, aun­que así lo crea. Descubrirá que muchos recorren el mismo cami­no, y su número crecerá constantemente a medida que progrese. La regla de la interacción del viajero y el reconocimiento grupal del trabajo y el servicio, preponderarán sobre él, hasta que des­cubra que es un miembro del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo trabajando bajo ciertas condiciones que constituyen las reglas que rigen la actividad del grupo. Finalmente, penetrará en los lugares si­lenciosos donde moran los Maestros de Sabiduría, y trabajará a la par de Ellos con ritmo grupal, obedeciendo así las leyes del reino espiritual, leyes subjetivas de Dios.

Repetidas veces, al recorrer el Camino, se rebelará contra el control y caerá nuevamente en el espejismo de su supuesta liber­tad. Puede liberarse del control de la personalidad y también del de las personalidades, pero nunca puede liberarse de la Ley de Servicio y de la constante interacción entre un hombre y otro y un alma y otra. Ser libre significa permanecer en la clara y límpida luz del alma, que básica e intrínsecamente es conciencia grupal.

Por lo tanto, cuando se sienten embargados por la incertidum­bre y la inquietud, deseando y exigiendo libertad para hollar el Sendero, sin la imposición de autoridad alguna, tengan cuidado que no sea el espejismo que produce el deseo de verse libres de los impactos grupales y asegúrense de que no están tratando –como almas sensibles— de hallar una vía de escape. Aplico esta frase en su sentido psicológico moderno. Formúlense las siguientes pre­guntas: ¿Son de tanta importancia para mí y para otros, la como­didad y la paz mental, que, por obtenerlas, me veo impulsado a sacrificar la integridad del grupo? ¿Constituye mi propia satis­facción interna, una excusa adecuada para postergar el propó­sito grupal planeado? Pues ciertamente, lo postergará. Cualquier cosa que decidan constituirá, a su vez, una decisión responsable, con consiguientes reacciones sobre el grupo.


(27-VIII-2013) - MARTES TARDE - 3 PARTE DE 3- ESTANCIA III - Primeras te...

jueves, 19 de septiembre de 2013

MODO DE DESPERTAR LA INTUICIÓN




MODO DE DESPERTAR LA INTUICIÓN
Texto del Maestro D.K. “El Tibetano”

La intuición puede ser impulsada a la actividad de muy diver­sas maneras, y una de las más útiles y poderosas es el estudio y la interpretación de los símbolos.

Los símbolos constituyen la forma externa y visible de las rea­lidades espirituales internas; cuando se ha obtenido la facilidad de descubrir la realidad que se halla en cualquier forma específica, significa el despertar de la intuición. A través de los que pertene­cen al primer rayo, denominado el "Rayo destructor", fluye el poder del primer aspecto, el poder de dar fin. Tenderán a destruir a medida que construyen debido a la errónea orientación de la energía, al exceso de energía hacia una dirección determinada, o a la mala aplicación de la energía cuando trabajan en ellos mis­mos o con otros. Muchas personas de primer rayo se enorgullecen de esto y se escudan tras la excusa de que por pertenecer al primer rayo poseen inevitablemente la tendencia a destruir. Esto no es verdad. Los constructores ‑todas las personas que pertenecen al segundo rayo‑ deben aprender a destruir cuando son impulsados por el amor grupal y actúan bajo la influencia de la Voluntad o el aspecto de primer rayo. Los destructores deben aprender a construir, actuando siempre bajo el impulso del amor grupal y utilizando el poder afectivo en forma desape­gada. Ambos grupos, constructores y destructores, deben cons­tantemente trabajar desde el punto de vista de la realidad y del núcleo interno de la verdad y "permanecer siempre en el centro".

El estudio de los símbolos ayuda a lograrlo y, cuando se rea­liza con fe y constancia, efectúa tres cosas:

1.     Desarrolla el poder de penetrar detrás de la forma y lle­gar a la realidad subjetiva.

2.     Produce una estrecha integración entre alma‑mente‑ce­rebro; una vez lograda, se obtiene más rápidamente la in­tuición y, por lo tanto, la iluminación y la verdad.

3.      Ejerce presión sobre ciertas zonas aletargadas del cerebro, activando las células cerebrales, siendo ésta la primera eta­pa en la experiencia del aspirante. En la mayoría de los verdaderos aspirantes despierta el centro entre las cejas, mientras que el centro en la cima de la cabeza vibra muy suavemente pero no está en completo funcionamiento, de­biendo despertarse plenamente antes de que los aspirantes estén a la altura de su máxima oportunidad.

Insistiré sobre la necesidad de que mantengan ante sí, como meta, el propósito de llegar al concepto subyacente en cualquier símbolo que estudien. Dicho concepto siempre debe ser sintético. No puede ser detallado ni fraccionado; quizás se llegue a él por el estudio de los detalles y el significado de algunas fracciones o partes del símbolo en consideración. Sin embargo, cuando han fi­nalizado el análisis no deben sentirse satisfechos hasta haber re­sumido el significado del símbolo en una idea, concepto, significado o nombre sintéticos

Los símbolos deben ser estudiados de tres maneras:

a.                 Exotéricamente. Implica el estudio de su forma, sus líneas, por lo tanto, su significado numérico y también sus formas seccionales ‑me refiero a sus modificaciones, por ejemplo: cubos, triángulos, estrellas y su mutua interrelación.

b.                Conceptualmente. Implica llegar a la idea subyacente, que puede estar expresada en su nombre, llegar a su significado, que surge en la conciencia a través de la meditación, y a su significación total o parcial. Mientras realizan esto deben recordar que la idea implica la intención abstracta o superior; que el significado es esa intención expresada en términos de la mente concreta; que su significación es más bien la cualidad emotiva y puede decirse que constituye el tipo de deseos que despierta en ustedes.

c.                 Esotéricamente. Implica el efecto que produce la fuerza o energía y la calidad de vibración que podría despertar en alguno de los centros, quizás en el cuerpo astral o sólo en la mente.

      Si este estudio es emprendido correctamente, conducirá al des­arrollo de la intuición y su consiguiente manifestación en el plano físico como iluminación, comprensión y amor,

En primer lugar el objetivo del estudio del simbolismo es ca­pacitar al estudiante para sentir su cualidad y hacer contacto con ese algo vibrante que se halla detrás de ese conjunto de líneas, color y forma, de lo cual el símbolo está compuesto.

Para algunas personas este estudio resulta relativamente fácil, pero no para la mayoría, lo cual indica la falta de algo que debe ser llenado, empleando esas facultades que en la actualidad están dormidas. Siempre es desagradable despertar las facultades laten­tes y requiere un gran esfuerzo y determinación para no ser des­viados por las reacciones de la personalidad. A muchos les resulta difícil comprender en qué forma el desentrañamiento del significa­do de un símbolo puede proporcionar el medio para poner en acti­vidad funcionante las aletargadas facultades búdicas o intuitivas. La lectura de símbolos, "lectura espiritual” como nuestro antiguo maestro Patanjali la llama, es un arte refinado. El poder para in­terpretar símbolos siempre precede a la verdadera revelación. Cap­tar la verdad representada por una línea o serie de líneas que compo­nen una forma simbólica, no es todo lo que se ha de hacer. Una buena memoria puede recordar que una serie de líneas, formando un triángulo o una serie de triángulos, significa la trinidad o cual­quier serie de triplicidades dentro de la manifestación macro o microcósmica. Pero esa actividad y exactitud de la memoria de nada servirá para despertar las células cerebrales aletargadas o para activar la intuición. Debe recordarse (y aquí se hace evidente el valor de cierto conocimiento de ocultismo académico o técnico) que el plano donde se manifiesta la intuición y se halla activa la conciencia intuitiva, es el plano búdico o intuitivo. Dicho plano es la analogía superior del astral o emocional, el plano de la percep­ción sensoria a través de una sentida identificación con el objeto de la atención o atracción. Es evidente por lo tanto que, si se quiere activar la facultad intuitiva por el estudio de símbolos, el estudian­te debe sentir o estar en cierta manera identificado con la natu­raleza cualitativa del símbolo y con la naturaleza de esa realidad que la forma simbólica oculta. Deben tratar de estudiar ese aspecto de la lectura de símbolos.

Los estudiantes deberán investigar, por consiguiente, después de haber estudiado debidamente el aspecto forma, qué produce el símbolo en ellos, qué sentimientos evoca, qué aspiraciones despier­ta y qué sueños, ilusiones y reacciones registran conscientemente. Ésta es la etapa intermedia entre la lectura exotérica del símbolo y la comprensión conceptual. Luego hay otra etapa posterior, inter­media entre la comprensión conceptual y la captación y aplicación esotéricas, la cual se denomina "reconocimiento sintético". Habien­do estudiado la forma y percibido su significado emotivo, se pasa a la etapa en que es captada la idea básica del símbolo y, de allí, a la comprensión sintética de su propósito. Esto conduce al verda­dero esoterismo, que es la aplicación práctica de su sintético poder viviente a los resortes de la vida y a la acción individuales.

Les pediría que no sólo interpreten el símbolo inteligentemente sino también que reconozcan la reacción más sutil de su sensibili­dad sensoria hacia el símbolo. Estudien cuatro símbolos por año. Primero, encarando el símbolo desde su aspecto forma, tratando de familiarizarse con su aspecto externo, líneas, triángulos, cua­drados, círculos, cruces y las demás formas que lo componen; al hacerlo esfuércense por comprenderlo desde el punto de vista del intelecto, empleando la memoria y el conocimiento que poseen para interpretarlo exotéricamente.

En cuanto se familiaricen con el símbolo y sin esfuerzo puedan recordarlo, traten de percibir su cualidad, hacer contacto con su vibración y observar el efecto emocional que les produce. Esto puede variar cada día o permanecer invariable. Sean honestos al observar esta reacción astral hacia el símbolo y vean a dónde con­ducen esas reacciones, recordando que no provienen de la intuición sino que son reacciones del cuerpo sensorio o astral.

Finalmente, tomen nota de lo que constituye para ustedes la cualidad básica del símbolo; luego (igual que en la meditación) eleven el tema al reino de la mente, procuren concentrarse en él con mente atenta y enfocada. Esto los llevará al reino de los con­ceptos.

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